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Tantas veces como reclamamos justicia y reinvindicamos nuestros derechos, tambien Dios tiene sus derechos que son deberes para con nosotros. Fue Jesucristo quien nos dijo: Dad a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar. Pues tomemos nota y cumplamos lo que a Dios le corresponde que le demos: AMOR, ADORACIÓN, GRATITUD Y REPARACIÓN.



22 de diciembre de 2012

LA GENTE HACE CHISTES GROSEROS Y OBSCENOS DE UN MISTERIO COMO ESTE

Hijos Míos, Soy María Santísima quien os habla, vuestra Madre y Señora. Vengo a recordaros que estas fiestas deben de ser santas y entrañables para todo cristiano. Deben de ser fiestas cristianas y no paganas, que aunque esto ya lo sabéis y se os ha dicho muchas veces, parece que nunca lo tenéis en cuenta. Yo, María vuestra Madre, os hablo.

Quisiera tener almas que Me consolaran de las degradaciones y blasfemias que recibe Mi divino Hijo en el día de su nacimiento. La gente hace chistes groseros y hasta obscenos de un misterio como este sin igual. Vosotros que deseáis ser respetados en todo momento, no respetáis la santa religión católica que os trae salvación y paz, pero que no la queréis recibir tal y como debe de ser.

Busco almas que Me consuelen, que Me den compañía y actos de amor y de fe, porque el mundo vive desenfrenado pensando en todo menos en el misterio amoroso que celebramos y recordamos en estos días de Navidad. Yo, María, vuestra Madre, os hablo.

No nos dejéis solos a Mi divino Hijo y a Mí,  como pasó en su nacimiento que nadie nos abría sus puertas, y allí tuvimos el consuelo amoroso de Mi esposo José que se esmeraba por remediarnos el desprecio y  la no acogida que nos dieron. Cierto que no sabían que era el Mesías, que nadie sabía que el niño que iba a nacer era Dios mismo, pero aun así ahora lo sabéis y también nos dejáis solos, sin acompañarnos en tan grande  acontecimiento. Sed para  nosotros como fue San José al que debéis imitar, que  vivió con nosotros el gran misterio de la Natividad de Mi Hijo, que a la vez era Hijo de Dios, y acompañadnos en la contemplación de tan sublime misterio gozándoos en el mismo como nosotros José y Yo nos gozamos cuando contemplamos a ese Niño tan pequeño y a la vez tan grande, tan humano y a la vez divino. Yo, María vuestra Madre, os lo pido. La paz de Mi divino Hijo esté con todos vosotros.