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Tantas veces como reclamamos justicia y reinvindicamos nuestros derechos, tambien Dios tiene sus derechos que son deberes para con nosotros. Fue Jesucristo quien nos dijo: Dad a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar. Pues tomemos nota y cumplamos lo que a Dios le corresponde que le demos: AMOR, ADORACIÓN, GRATITUD Y REPARACIÓN.



1 de mayo de 2013

SI LO QUE PEDÍS PARA VUESTRAS VIDAS OS APROVECHA PARA SANTIFICAROS Y SALVAROS, YO NO OS LO NEGARÉ



Pedid hijos, pedid constantemente que os de la gracia de la salvación eterna, porque si pedís, trabajo, salud, éxito en vuestras empresas y no pedís la salvación del alma, no habéis entendido ni Mi venida ni el Evangelio. Yo, Jesús, os hablo.

Si os dirigís a Mí a pedirme cosas para vuestra vida y eso significa que creéis en Mi poder y bondad y, no Me pedís nada para vuestra alma, entonces hijos, vuestro entendimiento en las cosas de Dios es muy corto y precario, porque también los paganos a dioses que no existen piden dones y ayuda para sus vidas. Yo, Jesús, os hablo.

Por eso pedid los dones de Mi Santo Espíritu para que El os guie y os haga entender que es lo que debéis pedir y como (Rom 8, 26), porque hijos, hasta lo más elemental en las cosas de Dios se os tiene que enseñar. Yo, Jesús, os hablo.

Si lo que pedís para vuestras vidas, trabajo, salud o éxito en las empresas os aprovecha para santificaros y sobre todo a salvaros, yo no os lo negaré, pero si os concedo el éxito en la empresa y luego hacéis fraudes o evadáis impuestos ¿debo concedéroslo? Si Me pedís salud y esa salud la empleáis en darle más deleites pecaminosos al cuerpo y nada absolutamente nada al alma que es inmortal ¿debo concedéroslo?

Así pues hijos, pedid que todo lo que tenéis en la vida sea bienestar o adversidad, sea llevadero o no, os sirva para salvar vuestra alma que es inmortal y no se extinguirá nunca, ni en esta vida ni en la otra. Yo, Jesús, os hablo.

Fugaz es vuestra vida terrenal y mas fugaz aun vuestra juventud,  y sin embargo, ¡como os apegáis a ella! ¡Como! Pocos reflexionáis sobre su inminente fin, ni siquiera los ancianos lo hacen, a pesar de su avanzada edad, así pues hijos, pedid que os sea otorgado el don de la salvación eterna porque sin Mi no podríais conseguirlo y poned lo poco o mucho que este en vuestra mano, para que gocemos juntos en la eternidad de la felicidad eterna que nunca se termina. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.