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Tantas veces como reclamamos justicia y reinvindicamos nuestros derechos, tambien Dios tiene sus derechos que son deberes para con nosotros. Fue Jesucristo quien nos dijo: Dad a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar. Pues tomemos nota y cumplamos lo que a Dios le corresponde que le demos: AMOR, ADORACIÓN, GRATITUD Y REPARACIÓN.



21 de julio de 2013

AMPARADOS POR EL MANTO Y EL AMOR DE MI MADRE ENMENDAD VUESTRAS VIDAS



Es doloroso para nuestros Sagrados Corazones, ver como las almas rechazan una y otra vez nuestra gracia. Yo, Jesús, os hablo.

Es lo mismo que si estuvieran enfermas y no quisieran tomar las medicinas que las sanarían, o si estuvieran envenenadas y no quisieran beber el antídoto que las salvaría. Yo, Jesús, os hablo.

Yo comprendo, hijos Míos, vuestra naturaleza humana cargada de flaquezas que os hacen caer una y otra vez, pero es doloroso e incomprensible que rechacéis las gracias del Cielo que contantemente trata de entrar en vuestras almas y daros fuerza para vencer la situación de pecado, y daros luz para saber el camino que tenéis que seguir para no volver a pecar.

El mal y el bien hijos, dos columnas que existen en esta sociedad y que existirán siempre. Pero quien está en el mal  y no quiere pasarse al bien, aparte de doloroso es triste y desolador que Mis almas no quieran salir de su situación de pecado por los que los tiene tan atrapados el demonio. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos, proponeros salir de vuestra situación de pecado. Si habéis hecho fraude, devolved el dinero y dad limosnas que tanto reparan. Si habéis quitado la fama a alguien, enmendad lo dicho. Si habéis pecado de adulterio y demás, tratad de vencer esa situación para lo que Mi gracia no os faltará. Siempre os disculpáis ante el mal que hacéis pero el mal no tiene justificación, ni siquiera si lo hacéis para conseguir un bien. No, hijos, no, el mal no se debe hacer bajo ninguna circunstancia, porque para Mí el mal es una abominación que Me repugna y que detesto infinitamente. Yo, Jesús, os hablo.

Por tanto hijos, amparados por el manto y el amor de Mi Madre, enmendad vuestras vidas, salid de la situación de pecado en la que vivís y que os hace esclavos de Satanás y, venid a Mí que Soy Amor y Sumo Bien. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica.