Hijos
Míos, los fieles cristianos ignoráis el bien tan grande que hace un sacerdote
que en comunión Conmigo se mantiene fiel en su ministerio y en mi santa
doctrina. Yo, Jesús, os hablo.
No
importa hijos Míos, si el sacerdote sabe expresarse bien o mal, no importa si dice
homilías brillantes o tediosas, no importa. Si es un sacerdote que vive entregado
a Mí en cada momento por medio de su ministerio, ese sacerdote está salvando
almas, innumerables almas sin él saberlo. Yo, Jesús, os hablo.
Pero
vosotros fieles cristianos, todo lo que recéis por los sacerdotes siempre será
poco. Un vaso de agua que os privéis de beber, un gusto al que renunciéis, una
bebida que no consumáis, todo ofrecido por los sacerdotes Yo lo bendigo y Me
agrada sobremanera. Porque hijos, Yo no os pido grandes penitencias ni grandes
cosas, Me conformo con lo que ofrezcáis aunque sean pequeñas cosas ofrecidas
con inmenso amor hacia Mis sacerdotes y obispos, que Yo que Soy magnánimo ya uniré
Mis méritos o los de Mi Santa Madre en vuestros ofrecimientos. Yo, Jesús, os
hablo.
Hijos, no
olvidéis los unos de los otros, los
sacerdotes no se olviden de los fieles, ni los fieles de sus sacerdotes, y
ambos acordaos de Mis obispos que deben ser justos y dignos del cargo que
ostentan. Yo, Jesús, os hablo.
La
oración tiene como sabéis un inmenso poder y como vosotros ignoráis el bien que
alcanzáis a través de ella, no os mancilla la vanagloria, por eso, rezar con un
corazón limpio es un medio eficacísimo para el bien de Mi Iglesia y, alcanza
también a aquellos que no forman parte de la misma, porque Yo hijos, amo a
todos y a todos trato de que les alcance la gracia para reconvertirse o para
que vivan rectamente la ley natural. Yo, Jesús, os hablo.
Llevad el Evangelio por medio de la oración a los paganos, a los que aun
no lo conocen que ya Mi gracia los alcanzará en su momento, porque Yo hijos, no
deshecho nada de lo que Me ofrezcáis. Yo, Jesús, os hablo. y os instruyo. Paz a
todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica.