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Tantas veces como reclamamos justicia y reinvindicamos nuestros derechos, tambien Dios tiene sus derechos que son deberes para con nosotros. Fue Jesucristo quien nos dijo: Dad a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar. Pues tomemos nota y cumplamos lo que a Dios le corresponde que le demos: AMOR, ADORACIÓN, GRATITUD Y REPARACIÓN.



2 de mayo de 2014

UN JUICIO ES ALGO QUE EL MUNDO TEME PORQUE SABE QUE SI SON CULPABLES TENDRÁN QUE PAGAR CON UN CASTIGO



Hijos Míos, ¿quién no teme que se le haga un juicio? Un juicio es algo que todo el mundo teme porque sabe que si son culpables tendrán que pagar con un castigo. Yo, Jesús, os hablo.

Y para el juicio os buscáis testigos que os avalen y abogados que os defiendan, pues bien, un juicio terrenal no deja de ser una cosa pasajera, aunque el castigo sea perpetuo. Pero el juicio de Dios es temible, porque sus castigos son eternos y nunca, nunca tendrán fin. Yo, Jesús, os hablo.

Que no perezcamos en el juicio temible rezáis a Mi Arcángel Miguel. Sí, hijos, sí, buscaros abogados y protectores espirituales como él y presentad testigos para vuestra defensa. Ningún testigo mejor que  las obras de misericordia y de amor, por ellas he perdonado a muchas almas de un castigo eterno. Yo, Jesús, os hablo.

Haced obras de amor, de misericordia, de perdón, porque ellas os acreditaran en el juicio de Dios.  Bien claro está en el Evangelio, tuve hambre y Me disteis de comer, tuve sed y Me disteis de beber, estaba desnudo y Me vestisteis (Mt 25, 35-36). Por tanto, no creáis que vuestra elocuencia será la que os avale, sino vuestro amor, y si además os buscáis abogados como San Miguel Arcángel o San José y sobre todo Mi Santa Madre, vuestro juicio no será temible y Mi misericordia os alcanzará. Así pues hijos, sed caritativos sin medida con vuestro prójimo, haciendo por él lo que os gustaría que hicieran por vosotros, perdonándole las faltas, disculpándole en los fallos, pues con la misma medida que lo juzguéis, así seréis juzgados vosotros (Lc 6,38).

Trazad un plan espiritual donde tenga preferencia el amor a Dios y después el amor al prójimo, y no un plan donde preferentemente estéis vosotros, porque Yo no Me olvidaré de quien no se olvide de sus hermanos en Dios. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.