Hijos Míos, nunca como hasta ahora debéis
invocar a Mi Santo Espíritu y pedirle el don de fortaleza y todos los demás
dones, que serán como armas infalibles para vencer la batalla del mal que Mi enemigo
mortal está suscitando por todas las partes del mundo, y en todos los colectivos.
Yo, Jesús, os hablo.
No creáis que porque seguís un plan de vida
espiritual podéis vencer esta lucha escarnecida contra le fe católica y Mis enseñanzas,
contra Mi divina Persona y Mi Santísima Madre. Sois humanos, con muchas limitaciones
en todos los campos, por eso, debéis redoblar la vida de piedad y dar a
vuestras almas alimento extra por todo lo que está pasando y os puede
sobrevenir. Yo, Jesús, os hablo.
Si en una vida normal y sin persecuciones
sois débiles y caéis una y otra vez, imaginaos lo que podéis caer si no estáis preparados
para la guerra de Satán y sus secuaces, cuyo odio es extremo y su furor contra
todo lo que sea Mío es intenso también. Yo, Jesús, os hablo.
Mi Madre es la vencedora de Satanás y debéis
refugiaros en Ella. Vivid su consagración con amor y entrega, con fe hacia la
que también es vuestra Madre, y no tengáis miedo, solo estad preparados para
soportar el mal y poderlo vencer, que sin la ayuda del Cielo vuestras fuerzas
serían nulas. Yo, Jesús, os hablo.
Acudid hijos a vuestros Santos Ángeles Custodios, dispuestos y deseosos de ayudaros cuantas veces hagan falta. Satanás los
teme porque son espíritus angélicos, llenos de amor a Dios. Y tanto como él
está lleno de odio, en la misma medida están ellos llenos de amor hacia Mí y
hacia la Santísima Trinidad. Así que tenedles devoción y confianza e invocadlos
una y otra vez en situaciones de peligro, de tentación, de temor, de angustia y
de desesperanza. Yo, Jesús, os hablo.
Y Yo, vuestro Hermano y Salvador, no os
dejaré a merced de vuestras fuerzas, pues se que son flacas, limitadas e insuficientes. Por tanto, no temáis
la perversión de Satanás, que él ante un alma que está unida a Mí o a Mi Madre,
nada puede. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.