Páginas

Tantas veces como reclamamos justicia y reinvindicamos nuestros derechos, tambien Dios tiene sus derechos que son deberes para con nosotros. Fue Jesucristo quien nos dijo: Dad a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar. Pues tomemos nota y cumplamos lo que a Dios le corresponde que le demos: AMOR, ADORACIÓN, GRATITUD Y REPARACIÓN.



30 de enero de 2015

EL CIELO ESTÁ PENDIENTE DE VOSOTROS PARA QUE NO TROPECÉIS EN PIEDRAS PECAMINOSAS



Hijos Míos, las almas pequeñas nada deben de temer porque Mi Santo Espíritu las suplirá en todas las carencias que tengan. Yo, Jesús, os hablo.

Si vosotros los humanos a veces dais limosnas a los pobres de vuestro entorno, el Cielo a los pobres de espíritu les dará todo lo necesario para su salvación, aunque ellos no nos lo pidan. La misericordia divina alcanza a suplir a aquellas almas pequeñas y limitadas que no dan más de sí. Por eso, hijos de Dios, no os preocupéis  si no sabéis como guiar vuestras almas, porque Mi Santo Espíritu os guiará y no lo advertiréis ni siquiera. Yo, Jesús, os hablo.

Tratad de cumplir en todo momento Mi Palabra divina, haciendo el bien cuantas veces se os presente, y abandonaos en Mi Corazón divino que allí seréis socorridos abundantemente. Esto  lo digo porque hay almas mal formadas en Mi doctrina, limitadas en su intelecto, pobres de espíritu, que a veces se preguntan si van bien o van mal por caminos de salvación. Hijos, Mi Espíritu Divino no permitirá que se equivoquen y si alguna vez lo hicieran, El les dará luz suficiente para enmendar los errores. Yo, Jesús, os hablo.

Esto no quiere decir que desmerezcáis los consejos de un buen sacerdote, o de otras personas que estén bien preparadas en las cosas de Dios. Tampoco quiere decir que no pongáis nada de vuestra parte. Quiere decir que allá donde vosotros no alcancéis, Mi Espíritu Divino os suplirá y os iluminará. Yo, Jesús, os hablo.

Confiad en el Cielo, que el Cielo está pendiente de vuestros pasos, para que al igual que una madre cuida a sus hijos, no tropecéis en piedras pecaminosas que os maten el alma eternamente. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.