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Tantas veces como reclamamos justicia y reinvindicamos nuestros derechos, tambien Dios tiene sus derechos que son deberes para con nosotros. Fue Jesucristo quien nos dijo: Dad a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar. Pues tomemos nota y cumplamos lo que a Dios le corresponde que le demos: AMOR, ADORACIÓN, GRATITUD Y REPARACIÓN.



2 de octubre de 2013

NO OS PREOCUPÁIS DE ENTRAR EN LA VEJEZ CON EL ALMA LIMPIA DE CARROÑA Y DE PECADOS DE TODAS CLASE



Hijos de Dios, la persona se compone de cuerpo y de alma y vosotros solo cuidáis el cuerpo y bien que lo hacéis, pero tenéis muy abandonada el alma, que si muchos de vosotros os la vieseis daríais un grito de horror. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Si creéis que vuestros difuntos van a otra vida y le ofrecéis por ello el funeral y algún otro rezo, ¿cómo pues no estáis preparados para entrar en ella? Vivís animalizados, con toda clase de vicios y concesiones que os hacéis, no sabéis lo que es el ayuno ni la penitencia, os quejáis de cualquier contrariedad, vivís abotargados por el vicio y el placer, sumergidos en el bienestar que cada vez lo deseáis mayor, y así, pasáis años, años y años y no os preocupáis de entrar en vuestra vejez con el alma limpia de carroña y de pecados de todas clase.

Pero Yo, el Espíritu de Dios, os digo que cada cual recogerá lo que siembre porque siempre ha sido así, incluso en el plano natural, quien siembra rosas no recoge cardos, por tanto hijos, si sembráis cardos cardos, recogeréis y nada más.

Cierto que Dios es todo misericordia pero cuando una persona no hace nada para superar sus fallos y dejar de pecar, cuando no practicáis ni la oración ni la penitencia ni los sacramentos y vosotros mismos os excluís de la filas del bien, ¿qué puede hacer Dios? ¿regalaros la salvación eterna mientras que los que la obtienen lo hacen a base de sufrimientos, méritos y obras buenas? No, hijos de Dios, no.  No os engañéis, que esa es la idea que os mete el demonio que Dios es Padre y que salvará a todos, incluso a aquellos que ellos mismos se han excluido de las filas de la salvación. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os advierto.

Mientras hay vida hay posibilidad de cambiar, y os digo que por grandes que sean vuestros pecados y lo son, mientras estéis en este mundo podéis enmendaros y esforzaros en practicar los sacramentos. Así que hijos, pedidme ayuda que Yo estoy presto a otorgárosla para que la Preciosísima Sangre del Cordero de Dios no se pierda en vosotros. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os instruyo.