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Tantas veces como reclamamos justicia y reinvindicamos nuestros derechos, tambien Dios tiene sus derechos que son deberes para con nosotros. Fue Jesucristo quien nos dijo: Dad a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar. Pues tomemos nota y cumplamos lo que a Dios le corresponde que le demos: AMOR, ADORACIÓN, GRATITUD Y REPARACIÓN.



6 de abril de 2014

SERÍA UNA SANTIDAD ENGAÑOSA SI NO PASARAIS POR TRIBULACIÓN



Hijos Míos, cuan doloroso es para Mí que os tenga que visitar con la cruz. Yo, Jesús, os hablo.

Pero hijos, sería una santidad engañosa si no pasarais por tribulación, pues en tiempos de bonanza hasta los paganos Me ensalzan. Yo, Jesús, os hablo.

Aquel que padece pruebas o cualquier clase de tribulación, sea económica, de salud, de profesión o familiar  y la sobrelleva sin mermar su amor hacia Mí, aquel alcanza en poco tiempo un grado de santidad muy perfecto y elevado, si bien, ante sus ojos y los ajenos parecerá la misma persona, no así ante los ojos de Dios, de los Ángeles y de los bienaventurados. Yo, Jesús, os hablo.

Todo el que Me ama debe cargar con su cruz y no solo cargarla sino abrazarla y, aun darme gracias por haberle visitado con ella. Yo cojo la cruz y la llevo a almas que se que Me van a responder, pero si alguna falla, Mi dolor es más grande que los pecados de mil pecadores, porque hijos, de los que Me aman lo espero todo, y ellos, también deben esperarlo todo de Mí, dado que el verdadero amor es confianza en el Amado y no tiene condiciones.

Pedidme hijos  la gracia para superar la prueba, no Me pidáis que os la retire (1), sino que os de la gracia para superarla, porque es riqueza espiritual para vosotros y se tornará en grados de gloria en el Cielo si la superáis y si al veniros vivís en estado de gracia.  Y si cuando os llegue estáis en pecado grave, esa prueba que os traigo será canal o medio para reconvertiros y volveros antes a Dios si la superáis o la sufrís pacientemente. Yo, Jesús, os hablo.

Se hijos que sin Mí nada podéis (Jn 15,5), por eso, aunque no Me veáis o no Me sintáis, también en el dolor estoy a vuestro lado (Salmo 33), no os abandono y adolezco de ver lo que os tengo que hacer para que crezcáis en santidad. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.


(1) Jesús pidió que pasara de El ese cáliz, pero antepuso la voluntad de Su Padre a la de El. Así nosotros.