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Tantas veces como reclamamos justicia y reinvindicamos nuestros derechos, tambien Dios tiene sus derechos que son deberes para con nosotros. Fue Jesucristo quien nos dijo: Dad a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar. Pues tomemos nota y cumplamos lo que a Dios le corresponde que le demos: AMOR, ADORACIÓN, GRATITUD Y REPARACIÓN.



6 de abril de 2014

QUE AMOR EL DEL PADRE QUE HA QUERIDO FILIAROS A ÉL Y HACEROS HIJOS ADOPTIVOS



Hijos de Dios, que grande es vuestra dignidad que no sois hijos de príncipes o reyes, sino hijos de Dios. Que amor el del Padre que ha querido filiaros a Él y haceros hijos adoptivos, vosotros que sois seres pequeños y limitados y sometidos a las leyes de la naturaleza. Yo, Jesús, os hablo.

Pero ¿quién se para  a pensar esto? ¿Quién tiene conciencia de ello? Os matáis unos a otros, os calumniáis, os injuriáis. Pero hijos, ¿qué os pasa? ¿Habéis perdido el juicio? Vivís tan embrutecidos por el egoísmo y el vicio que no solo no honráis al Altísimo que es vuestro Padre, sino que no os aguantáis entre vosotros. Sois intolerantes, incomprensivos, renegados, frustrados, sois de todo lo que el padre de la mentira es, Mi enemigo mortal, y os parecéis más a él que a vuestro Padre Dios. Ya desde pequeños inducís a vuestros hijos la malicia, el ojo por ojo, y no los educáis conforme a la dignidad de hijos de Dios. Yo, Jesús, os hablo.

¿Cómo debe ser el juicio que os espera? No sabéis perdonar, no queréis escuchar más que a vuestro amor propio traicionero, ególatra y embustero, porque solo sois indulgentes para vosotros y los vuestros y nada más. Así que hijos, si os vierais el alma gritaríais de horror al ver en la situación que está, pero aun así el amor de vuestro Padre Celestial es tan grande que El os perdona si se lo pedís compungidos y de corazón. Yo, Jesús, os hablo.

Os lo repito por enésima vez, cambiad de vida. Sed misericordiosos, menos materialistas más espirituales, más tolerantes, más fervorosos y no tratéis de poner trabas a nadie. Ayudad a vuestros prójimos, no seáis envidiosos que la envidia es veneno mortal para vuestras almas. Amad, amad, amad y recogeréis amor como fruto. Yo, Jesús, os hablo.

Que nadie se crea que este mensaje no va por él, todos tenéis más o menos estos venenos en el alma, aunque practiquéis la fe, por tanto, sed buenos como vuestro Padre Celestial es bueno (Mt 5,48) y perdonad, perdonad, perdonad siempre. Yo, Jesús, os hablo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica