Hijos Míos, una vez más Me comunico con vosotros porque sabéis que el
amor que os tengo es inconmensurable. Yo, Jesús, os hablo.
Me duele mucho quien duda de Mi doctrina. Me duele mucho quien duda del bien
que pasé haciendo por la Tierra. Me duele también quien duda de Mi Santa Madre,
y Me duele quien duda de Mis milagros. Pero quien duda de Mi amor es algo que Me
duele inmensamente, porque hijos, Mi amor os lo he demostrado con creces en Mi
existencia en este mundo y en Mi doctrina y hechos. Por tanto hijos, pedid que
Mi Santo Espíritu os de luz para comprender y alcanzar lo mucho que os amé, y
para que creáis que Yo Soy quien más os ama, muy por encima de vuestros padres,
hermanos, cónyuges, hijos o familiares. Yo, Jesús, os hablo.
Dios es Amor, dice Mi apóstol Juan (1 Jn 4,8) y así es. Dios todo en Sí y
en las tres divinas Personas de Su naturaleza, es Amor, un amor inconmensurable,
único, excepcional, algo que vuestra mente no puede alcanzar a valorar en su
justa medida. Esto que ahora os digo y no podéis alcanzar a conocer en su
magnitud, será lo que en el Cielo encontraréis, ver hasta donde os amó Dios Santísimo
en sus tres divinas Personas. En el Padre porque os envió a Su Unigénito y lo
hizo con inmenso amor. En el Hijo porque murió por vosotros también con ilimitado
amor. En el Espíritu Santo porque El os santifica, os ilumina y os recuerda lo
que es Dios Uno y Trino para que lo améis y lo adoréis tal y como le
corresponde. Yo, Jesús, os hablo.
No es pecado no entender Mis misterios, esas limitaciones las suple poco
a poco Mi Santo Espíritu conforme vayáis aumentando en vuestra alma la vida de
la gracia con obras de amor y misericordia, con sacramentos, con oración y
rectitud. Nunca entenderéis en esta vida el misterio del amor de Dios porque
sois seres muy limitados, pero sí lo podéis vislumbrar cada vez más conforme os vayáis santificando, porque hijos,
la santidad os hace cada vez más parecidos a Dios y la vida de la gracia crece
en vuestras almas conforme os vais santificando y superando pruebas. Yo, Jesús,
os hablo.
Paz hijos Míos a toda aquel que crea en Mí, que Me ame y viva entregado a
Mis asuntos. No sabe bien el alma que esto hace lo que le espera en la
eternidad, pues hasta Mis ángeles le reverenciaran por haber vivido una vida de
entrega a Mí. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.