Creador
es vuestro Padre Celestial que hizo el Mundo y el Universo entero de la nada,
movido por el infinito amor a todas sus criaturas. Yo, Jesús, os hablo.
Nadie
ha hecho por la Humanidad lo que vuestro Padre Celestial, y que poquitos sois
los que lo reconocéis y los que les dais las gracias. Por eso, hijos Míos,
hijos de Mi divino Corazón, reconoced a vuestro Padre Eterno que hace salir el
sol sobre justos e injustos (Mt 5, 45) y que oye todas las plegarias desde el más santo,
al más pecador. Yo, Jesús, os hablo.
Vosotros
que tanto reconocéis a vuestros progenitores en la Tierra, reconoced también a
vuestro Padre del Cielo, y aunque El nada necesita de las criaturas, le agrada
sobremanera que éstas le reconozcan y le den culto y amor. Yo, Jesús, os hablo.
Sed agradecidos
con quien os sostiene cada día, sed amantes con quien os creó y os dotó de
tantos dones como la familia, la inteligencia, la profesión, y todo lo bueno que tenéis, porque lo malo que tenéis
os lo proporcionáis vosotros mismos cuando queréis acaparar más de la cuenta, y
cuando no os conformáis con lo que Dios os da cada día. Pedid ayuda a vuestro
Padre Celestial y dirigíos a Él con el corazón contrito. Pedidle ayuda para que
cada día sea santificado para su gloria y el bien de tantas y tantas almas que
se benefician de lo que hagáis dentro del Cuerpo Místico, y aun fuera de éste,
porque el bien alcanza a toda la Humanidad, y el mal también. Por eso, cada día
debéis repetir una y otra vez: Líbranos,
Padre Nuestro, del mal. Yo, Jesús, os hablo.
Todo
aquel que reconoce a su Padre Celestial y le honra dándole culto y adoración,
será un alma que brillará por donde vaya, porque su luz sobrenatural alcanzará a
otras almas que en oscuridad no saben por dónde guiar sus vidas y se sienten
confundidas. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos,
que este mensaje que os doy no lo ignoréis, no sea uno más de los que leéis y
ya. Tratad de ponerlo en práctica y de honrar a ese Padre Celestial que tanto,
tanto os ama, que os envió a Su Unigénito para salvaros. Yo, Jesús, os hablo y
os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.