Hijos
de Dios, si vivís en la fe católica y no la practicáis, es lo mismo que si
tuvierais una fuente y al tener sed no bebierais. Pues quien pertenece a la
Iglesia Católica y no se aprovecha de sus tesoros es una necedad por su parte,
porque en la Santa Iglesia Católica está compendiado todo lo necesario para
vuestra salvación eterna y para superar cualquier prueba que os venga en este
vida. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
La
religión católica es una doctrina muy llevadera y que da santos y saludables frutos
de amor y de bien para quienes la cumplen.
Porque quien practica los mandamientos y no mata, no viola, no adultera,
hace las delicias no solo de su alma sino de los que conviven con él. Yo,
Espíritu, de Dios os hablo.
La
guerras, las envidias, los abusos, las injusticias, la corrupción, todo
absolutamente todo es fruto de no cumplir los mandamientos de Dios, que
sabiamente os lo dio para que todos sin excepción los cumplierais y formarais
una sociedad de paz y santidad. Pero quienes se los saltan hacen de ellos una
burla y no los quieren obedecer, y así van las cosas en esta sociedad, porque
nadie quiere cumplir con las sabias y divinas leyes del Altísimo. Yo, Espíritu
de Dios, os hablo.
Las
guerras, el hambre, las catástrofes todo
son fruto del pecado, y luego os quejáis a Dios de que os manda castigos,
cuando esos castigos son consecuencia de vuestro mal obrar. Por eso hijos, los
mandamientos que tan sabiamente os dio el Señor a través de Moisés, están
inscritos en el corazón de cada hombre, para que aunque no se conozca la
doctrina católica, sepa desde su interior lo que es bueno y lo que es malo.
Pero el que se ama a sí mismo, el que solo piensa en sí y no en los demás,
arrasa con todo lo divino y actúa solamente a su conveniencia, esté bien o esté
mal, porque no piensa ni en las consecuencias que acarrea a la sociedad, a su
familia, y a sí mismo. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Apuntaos
en un papelito los diez mandamientos y cumplidlos todos, sin saltaros ni uno
solo, pero aquel que no los quiera cumplir ya en esta vida recogerá sus
resultados, porque según se actúe así se recogerá y si siembra maldad y
corrupción, recogerá sus consecuencias. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.