Hijos
Míos, Mi Iglesia militante debe pasar tribulación y ser purificada de las malas
influencias que tiene y que tendrá. Yo, Jesús, os hablo.
Pero
esto no os debe asustar, porque si creéis en Mí como Su Fundador y el Salvador
del Mundo, entonces debéis también creer que Yo salvaguardaré lo que fundé y
que no abandonaré Mi Obra. Yo, Jesús, os hablo.
Sabéis
que el trigo y la cizaña crecen juntos y que llegará el día en que se separen
ambos quedando cada uno en el lugar correspondiente, y así, no habrá trigo en
el lado de la cizaña, ni cizaña en el lado del trigo, porque a Mí, el Poderoso,
no Me pondrán engañar, y aunque ahora a vosotros os puedan engañar, ¡a Mí no!
Yo, Jesús, os hablo.
Sin embargo, Mis fieles seguidores deben tener aun más fe y aumentar sus actos de fe, de
amor y de reparación. Cuando en una familia alguien enferma o va equivocado en
sus decisiones, todos os volcáis para ayudarle a hacerle ver que se puede
estrellar con sus ideas. Vosotros, hijos, debéis redoblar vuestras peticiones y
vuestras oraciones porque no es suficiente lo que Me ofrecéis para que todo tenga
un final feliz. Eso no quiere decir que no pasareis tribulación. Quiere decir
que las penitencias y la oración suavizarán, y no poco, esa tribulación, porque
Yo veré vuestras intenciones y deseos de colaborar Conmigo e intervendré allá donde
vosotros no alcancéis. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos,
también os advierto que determinadas almas entre sacerdotes y seglares, muchos
insertados en vuestras familias, padecerán más que otras, porque Yo he aceptado
a la vista de sus disposiciones lo que Me han ofrecido, y esos ofrecimientos,
Me darán mucha gloria cuando las tinieblas espirituales alcancen a multitud de
almas. Por tanto, desead de corazón que la tribulación de Mi Iglesia sea suave
y llevadera para todos, pero además aplicar a esta intención toda clase de
actos de piedad. Yo, Jesús, os hablo.
Lo más insignificante que hagáis por ello, no se perderá, porque Yo no desperdicio, ni rechazo nada. Un Avemaría rezada aisladamente por esta intención, la tomo y la uno al más grande acto de reparación o petición que se haga. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.
Lo más insignificante que hagáis por ello, no se perderá, porque Yo no desperdicio, ni rechazo nada. Un Avemaría rezada aisladamente por esta intención, la tomo y la uno al más grande acto de reparación o petición que se haga. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.