Catástrofes espirituales
sucederán en Mi Iglesia, si vosotros los fieles no oráis y no os ofrecéis por
vuestra Santa Madre la Iglesia. Yo, Jesús, os hablo.
Bien sabéis que hay que
honrar a la Madre, y si decís que sois hijos de la Iglesia, honrad a vuestra
Madre con obras, sacrificios y oración, para que Ella se mantenga limpia de toda
mancha. No critiquéis tanto a la Jerarquía de la Iglesia Católica y orad más por ella, porque el poder de la oración
de quienes oran en gracia de Dios, es incuestionable. Sí, hijos, sí, todo son
en vuestras bocas habladurías, pero pocos venís a Mí a pedirme por la Curia
Romana e intenciones de todos los que la
integran, y eso, es lo que quiero que hagáis, que roguéis por la Jerarquía Católica y que os dejéis de
habladurías. Yo, Jesús, os hablo.
Mi poder es infinito y
vuestras oraciones hechas con el corazón unidas a Mis méritos, también tienen
un gran poder. Por tanto, hijos, para que vuestra Madre la Iglesia camine en
luz y sabiduría divinas, orad por los que la integran, tanto fieles como clérigos.
Espero de vuestra generosidad un sinfín de oraciones y sacrificios para
aplicarlos a las intenciones de vuestros Pastores. Yo, Jesús, os hablo.
Sed prudentes hijos con
vuestras lenguas y callad ante lo que no sabéis. Sed parcos en las palabras y
no juzguéis a nadie. Yo Soy el Juez divino y sé lo que tengo que hacer, pero
exijo de vosotros que oréis por estos tiempos difíciles para todo, también para
la fe, porque hay cosas que solo la
oración las puede cambiar. Recordad, hijos, el ejemplo de Nínive
cuando Jonás predicó y el pueblo oró y se vistió de cilicio y ceniza frenando así la cólera de Dios al convertirse (Jonás, 3).
Yo, Jesús, os hablo.
Nada hay que teman más
los demonios que el poder de la oración, porque la oración desbarata sus planes
y ellos salen perdiendo en la batalla. Así que hijos, dedicaros a orar más como
lo haría Mi Madre si estuviera en vuestro lugar, porque solo la oración y el
sacrificio pueden cambiar el rumbo de las cosas y suavizarlas o incluso
erradicarlas. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo
este mensaje lo cree y lo pone en práctica.