Dolores y sinsabores padecéis
y padecerán Mis fieles ministros y Mis fieles laicos, porque Yo hijos, veo
vuestros pesares y lagrimas y sé que estáis padeciendo por Mi causa. Yo, Jesús,
os hablo.
Pero no os preocupe la
tribulación que ahora padecéis, ni os preocupe que se os agrande, Yo sé hasta dónde podéis llegar y soportar y
no permitiré que vuestros pesares superen vuestras fuerzas y
disposiciones. Tened fe y no decrezcáis
en Mi amor, pedid a Mi Santo Espíritu que mantenga la llama encendida de
vuestro amor en Mí, porque también muchos seréis probados en esto, y tendréis
sequedades y arideces. Yo, Jesús, os hablo.
Quien Me sigue y ama no
está exento de todas estas cosas que os identifican Conmigo: El Crucificado. Ellas son las que confirman
que vuestra fidelidad es auténtica y no ilusoria, y bien sabéis, que si los
pesares son como diez, la paga y el gozo serán como cien, porque Yo retribuyo
muy bien a los que de verdad Me siguen y aman a pesar de las tribulaciones. Yo,
Jesús, os hablo.
Ayudad en vuestro
entorno a quienes como vosotros también sufren y su fe y amor son más
débiles que la vuestra. Ellos necesitan consuelos que vengan del exterior,
porque no saben percibir el consuelo interno. Son almas limitadas y pequeñas
que hay que coger de la mano y guiarlas para que no sucumban, Yo bendeciré
vuestra labor. Yo, Jesús, os hablo.
Vivid en estrecha unión
con Mi Santa Madre, tan dispuesta a ayudaros. Esa es Su misión y la cumple a la
perfección. Hablad de Ella a quienes lo necesiten, transmitirles vuestra fe y
amor hacia Ella que es Madre de todos los hombres, pecadores o no, practicantes
o no, paganos o cristianos. Yo, Jesús, os hablo.
Todo lo que hagáis en
estos tiempos de confusión, será bendecido con creces, porque cuando el mal
está tan avanzado, la gracia divina no se puede quedar atrás y debe también
crecer en la misma proporción para el bien de las almas y de Mi Iglesia. Yo,
Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo
cree y lo pone en práctica.