Alabado sea Dios
Hijos
de Dios, soy Miguel Arcángel quien os habla y me dirijo a todos vosotros para
pediros oraciones, novenas, letanías, Misas y todo lo que podáis darme, porque Satanás
está enfurecido y quiere perderos eternamente, y de ahí, que yo libro una
batalla contra él y sus secuaces y deseo que vosotros me acompañéis en esta batalla
con vuestras aportaciones, que aunque os parezcan pobres o limitadas, si se
hacen de corazón son muy valiosas ante los ojos de Dios Altísimo. Yo, Miguel,
os hablo.
Una simple jaculatoria que me hagáis a lo largo del día, mientras conducís, coméis o camináis, todo ello servirá para fortalecer mi ejército contra la lucha a Satanás. Porque él de una simple invocación que le hagan la utiliza contra las almas, la Santa Madre Iglesia, y contra todo lo bueno que existe en este planeta. Por tanto, hijos de Dios, no dejéis de rezarme, de invocarme, de pedirme auxilio en los momentos de dificultad, y sabed que vuestros Ángeles y toda la Corte Celestial están con vosotros, para que ésta batalla del mal contra el bien sea ganada por la verdad que es Cristo y Su Santísima Madre. Yo, Miguel Arcángel, os hablo.
Una simple jaculatoria que me hagáis a lo largo del día, mientras conducís, coméis o camináis, todo ello servirá para fortalecer mi ejército contra la lucha a Satanás. Porque él de una simple invocación que le hagan la utiliza contra las almas, la Santa Madre Iglesia, y contra todo lo bueno que existe en este planeta. Por tanto, hijos de Dios, no dejéis de rezarme, de invocarme, de pedirme auxilio en los momentos de dificultad, y sabed que vuestros Ángeles y toda la Corte Celestial están con vosotros, para que ésta batalla del mal contra el bien sea ganada por la verdad que es Cristo y Su Santísima Madre. Yo, Miguel Arcángel, os hablo.
En
muchas familias estáis padeciendo sufrimientos muy grandes y no sabéis de donde
os vienen. Discordias entre vosotros, peleas, enfrentamientos familiares. Hijos
de Dios, aparte de invocadme rociad vuestros hogares con sal exorcizada, agua
bendita y tened sacramentales en vuestros cajones y dependencias para ahuyentar
la furia de Satanás, el cual, se entromete
por cualquier sitio, dado que él se cree ahora un dios con poderes, pero esos
poderes no le durarán lo que él quisiera, porque pronto se le anudarán y será
confinado eternamente al Infierno que es su lugar más apropiado. Yo, Miguel Arcángel,
os hablo. Animo, hijos de Dios, que no os amilane el miedo, que no os frene el
temor, Dios y la Virgen Santísima están con vosotros y si vosotros no los dejáis,
tampoco ellos os dejarán. Yo, Miguel Arcángel, Príncipe Celestial, os hablo y
os advierto.