Hijos Míos, los Sagrados Corazones de Mi Santísima Madre y el Mío están
llenos de congoja. Yo, Jesús, os hablo.
Qué triste es ver como las guerras y las malas negociaciones de los países
que todos buscan su propio interés, y ninguno un bien colectivo que a todos les
valga, estén llenando el planeta Tierra de sangre y lágrimas, porque entre la
sangre de los que mueren, el dolor de sus familiares al perderlos, entre el
temor y el tormento moral de todos los habitantes al oír noticias tan nefastas
y el temor de que les pueda alcanzar estas atrocidades, este planeta está de duelo
riguroso por todo ello y también nuestros Sagrados Corazones. Yo, Jesús, os
hablo.
Hijos Míos, que lamentáis tanta catástrofe, os pido que arriméis vuestra aportación
con oraciones, ayunos, sacrificios y mortificaciones. Hijos, hacedlo todo en
estado de gracia, sin pecado, para que no se pierda nada y todo suba a nuestro
Trono. Yo, Jesús, os hablo.
Sacerdotes de mi divino Corazón, ofreced el Santo Sacrificio de la Misa por la paz del mundo, una Misa
bien celebrada, con fe, amor y entrega, aplaca mucho la justicia de Mi Padre Celestial,
porque hijos, guerras, crímenes, atrocidades, las ha habido siempre, pero Yo os
digo que esta vez es la guerra del Infierno contra el Cielo y alcanzará a
muchos de una forma u otra, bien moralmente, bien físicamente. Por eso, a todos
os incumbe la paz, la paz de Dios, no la paz de los hombres condicionada y
vulnerable. Hijos, orad junto a Mi Santa Madre y ofrecedle perlas de oraciones,
de amor y de sacrificios, Ella os lo agradecerá, y bendecirá con creces todo lo
que hagáis por estas intenciones. Yo, Jesús, os hablo.
No seáis impasibles ante el dolor de vuestros hermanos extranjeros.
Aunque no los conozcáis haceros uno con su dolor, como si estuviera pasando en
vuestro país, como si os sucediera a vosotros mismos, porque en nuestros Sagrados
Corazones todos sois uno mismo y por todos ofrecí Mi Preciosísima Sangre y Mi Madre
Sus dolores. Invocad y haced coronillas
y novenas a Mi Arcángel San Miguel quien libra y librará esta terrible batalla del
mal contra el bien durante todo el tiempo que dure, el es poderoso y fuerte,
pero con vuestras oraciones le ayudáis a alcanzar cuando antes la victoria,
porque el os ama y recoge lo que le ofrecéis con inmenso amor. Yo, Jesús, os
hablo.
Mi paz os doy y os pido que la mantengáis con vosotros viviendo en
comunión Conmigo y en gracia de Dios, nada más eficaz para vencer el mal que arrancar
de vuestras almas el pecado. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.