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Tantas veces como reclamamos justicia y reinvindicamos nuestros derechos, tambien Dios tiene sus derechos que son deberes para con nosotros. Fue Jesucristo quien nos dijo: Dad a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar. Pues tomemos nota y cumplamos lo que a Dios le corresponde que le demos: AMOR, ADORACIÓN, GRATITUD Y REPARACIÓN.



11 de octubre de 2014

CONSAGRAOS A SAN MIGUEL ARCÁNGEL



Hijos de Dios, nunca como hasta ahora debéis de invocar al Arcángel San Miguel para que derrote el mal que os acecha en vuestras almas, en vuestras familias y en todo vuestro entorno. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Este poderoso Arcángel que además ama a Dios con un celo especial, está dispuesto a pelear por vosotros contra las acechanzas y tentaciones del Maligno, y contra toda clase de mal que os aceche y que venga del Infierno y sus malos espíritus. Por tanto, hijos de Dios, consagraos a él en estado de gracia, limpiaros bien de pecados, incluso pecados veniales, haciendo una buena y santa confesión con un sacerdote adecuado, y después, consagraos a San MigueL Arcángel  para que él os proteja del Maligno y proteja a vuestras familias. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Todo mal tanto físico como espiritual tienen un remedio, en el mal del cuerpo las medicinas hacen su papel, en el mal del alma las oraciones, los sacramentos, los sacramentales, las consagraciones y otros,  hacen también el suyo. Pero, hijos de Dios, considerad que todo lo que hagáis para el alma debe ser hecho en estado de gracia, si estáis en pecado mortal y pretendéis vencer así al demonio, no resultará, porque el que vive en pecado mortal pertenece al demonio puesto que el Maligno lo tiene asido por esos pecados.

Por tanto, empezad por limpiar bien vuestras almas de pecados, algunos en el alma desde hace años e incluso desde la infancia. Haced un buen examen de conciencia, os lo hemos dicho ya varias veces, pero os lo recordamos de nuevo para que lo hagáis  y os sea efectivo. Así que hijos, no dejéis de pedir ayuda a la Santísima Virgen María, cuya alma fue impecable y nunca perteneció al demonio. Y adheridos al Príncipe Celestial San Miguel Arcángel que es terror de los demonios y vencedor de las huestes celestiales. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os guio. Paz  a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.