Hijos Míos, cuántos medios para
santificaros y haceros más llevadero el camino hacia la eternidad os he dado, y
que pocos os servís de ellos, que hasta Mis sacerdotes los ignoran. Yo, Jesús,
os hablo.
Ahí tenéis la devoción a Mi
Corazón divino con todas sus promesas y todas sus gracias; el Santo Rosario que
tanto honra y agrada a Mi Madre, también cargado de promesas y gracias; la
devoción a Mi Preciosísima Sangre; las letanías de Mi Sagrado Corazón; la
devoción a Mis Santas Llagas; los siete domingos a San José; los dolores de Mi
Santísima Madre; el santo Escapulario del Carmen; las oraciones de Santa
Brígida; la coronilla de la Divina Misericordia, y tantos y tantos medios que
existen en Mi iglesia, indulgenciados la mayoría de ellos y cargados de gracias
y bienes espirituales, para vosotros y Mis difuntos. Yo, Jesús, os hablo.
El Cielo no para de daros medios
para mejor santificaros pero no los consideráis, porque vivís al día, sólo
pendientes de las cosas cotidianas y nada más. No desperdiciéis estás devociones
inspiradas todas por el Cielo, porque entonces es como si un enfermo
desperdiciare las medicinas para mejorar su salud. No os digo que practiquéis
todas las devociones, sino que escojáis aquella o aquellas que mejor se adapten
a vuestro ritmo de vida, a vuestra psicología, sensibilidad y forma de ser. Yo, Jesús, os hablo.
Pido a los sacerdotes que no
quiten el rezo del Santo Rosario en sus parroquias, aunque sólo vayan dos o
tres personas, porque con respecto a ellos es la perseverancia en las cosas
espirituales lo que les santifica y da gloria Dios, y no la cantidad de gente
que asista. Yo anduve por los caminos de Palestina y venía mucha gente tras de
Mí, pero a mucha más gente no le importaba lo que decían de Mí ni por
curiosidad, y no por eso, dejé de hacer lo que daba gloria a Mi Padre.
Vosotros sacerdotes, no eliminéis
de vuestra agenda estas grandes devociones que tantos santos han dado a Mi Iglesia.
Ponedlas en práctica y animad a los fieles a que las hagan, siempre confesando
y comulgando. Hijos Míos, Yo os dejé un
arsenal de armas espirituales muy completo y llevadero, no desperdiciéis lo que
os ayudará más velozmente en vuestra peregrinación al Cielo, y son devociones
que odia Mi enemigo mortal porque con ellas ha sido vencido multitud de veces.
Yo, Jesús, os hablo y os instruyó. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo
cree y lo pone en práctica