Hijos Míos, Soy Jesús de Nazaret quien os habla. Quiero
advertiros que proliferan por el mundo mensajes que quieren atribuir a Mi Madre
y a Mí, y muchos son falsos, no vienen de un espíritu bueno, porque Yo, Hijos Míos,
Soy Amor y amo a todo el mundo, al pecador y al justo, y no fomento el odio
entre hermanos, hijos de un mismo Padre. Yo, Jesús, os hablo.
Por tanto, esos mensajes que incitan al odio, al
desprecio de otros hermanos, no son Míos, porque Yo os pido constantemente que
os améis unos a otros y os perdonéis, y no voy a pediros por medio de otros
instrumentos que os odiéis, o voy a hablar mal de nadie. No puedo ir en contra
de Mi Evangelio que es para todos los tiempos. Por eso, analizad lo que leáis y
constatarlo con el Santo Evangelio, porque aquello que sea nuevo, no predicado
por Mí, e incite al odio o desprecio “no viene de Mí”. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos Míos, se odia al pecado pero no al pecador,
por el que hay que rezar y ofrecerse, tenedlo en cuenta. No os olvidéis que
tanto Mi Madre como Yo somos Amor. Nadie pretenda ir por delante de Mis
designios, Yo Soy el que os dirige, por tanto, hijos, basad vuestra fe y
vuestras composturas en Mis enseñanzas e imitación, pero no enfrentaros unos a
otros. Y si veis algo que no encaja con Mi doctrina en Mis pastores, ponedlo en
oración y rezad por las personas que así actúan. Yo, Jesús, os hablo.
Esto no quiere decir que tengáis que rechazarlo
todo, quiere decir, que analicéis y constatéis con el Evangelio y el Magisterio
de la Iglesia. Que estéis pendientes de los signos de los tiempos, que viváis
en gracia de Dios y arregléis vuestras “cuentas espirituales” con vuestra
familia, amistades y demás, porque para entrar en el Reino de los Cielos debéis
hacerlo con el traje de la gracia, imprescindible para salvarse (Mt 22, 1-14),
con el corazón limpio de odios, juicios temerarios y rencillas y con una plena
confianza en Mí.
Así que hijos, poned en práctica lo que tantas veces
os decimos, que perdonéis, que no os sintáis ofendidos por algo que hace tiempo
pasó con un algún familiar, que eso Yo no lo quiero. Que seáis humildes y
cedáis y no admitáis en el alma venenos que son letales para ella, y que la
pueden matar para toda la eternidad, si esos venenos, no os los arrancáis de
raíz. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este
mensaje lo cree y lo pone en práctica.