Los medios para reconvertiros y emprender el camino de la santidad y no volver atrás son los sacramentos y la oración. Quien pretenda llegar a ser santo sin estos medios no llegará muy lejos, porque la oración es algo que todo cristiano debe practicar y no debe postergar por nada.
Yo que era la misma santidad oraba largas horas, quise ser para vosotros una escuela viviente, debéis orar y elevar vuestro corazón a Dios Altísimo y abajaros más ante El porque sois pecadores. Yo, Jesús, os hablo.
Se que muchos de vosotros, hijos de Mi Divino Corazón, deseáis mejorar, deseáis ser santos, pero ponéis medios que no os ayudan demasiado. Que hagáis apostolado Me es muy grato, pero tenéis que fundamentarlo en la oración o todo se quedará en obras altruistas o humanas. Esto va dirigido aun más a los sacerdotes, que organizan en sus parroquias toda clase de actividades pero no emplean el tiempo en orar, ni ellos, ni lo recomiendan a sus feligreses.
Ratos de oración ante el Sagrario, en silencio o en meditación, os ayudarán mucho para ser mejores, para vencer las tentaciones, para debilitar el amor propio, para ser tolerantes con los de vuestro entorno, porque Yo, hijos, Me instalo en el corazón que ora y lo influyo de Mis atributos divinos que son perfectos, y doy a cada uno según sus disposiciones. La oración es para Mí la puerta que Me invita a entrar en un alma y la influyo y la toco con Mi bondad, con Mi amor, y con Mi Santo Espíritu, porque el alma que ora es un alma que asegura su salvación eterna.
No debéis orar un día y dejarlo para más adelante. La oración en vuestra vida debe ser asidua, aunque no sea diaria, asidua, y veréis como si oráis os acostumbráis a vivir en oración y poco a poco iréis erradicando las cosas del mundo y, sin darse cuenta el alma que ore, vivirá ya los inicios de la eternidad. Yo, Jesús, os hablo.
Sí, hijos sí, Soy el Maestro Divino que os instruye. Quien ore recibirá los sacramentos en las debidas disposiciones, y éstos le beneficiaran más en el alma, porque un sacramento recibido como debe de ser es cuando actuará en el alma y servirá para lo que fue instituido. Así pues hijos, sed como Yo era, almas de oración, almas espirituales, alejadas del mundo y sus frivolidades, sed santos desde que os levantéis hasta que os acostéis. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Mi paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica.