Me llamo Isabel Pérez y cuento este inmenso favor que me concedió la Virgen del Perpetuo Socorro para ayudar a otras personas que se encuentren en situación similar y para la gloria de la Santísima Virgen.
Mi hijo de 14 años fue fichado por un equipo de baloncesto. Esto hizo que tuviera que salir de casa a menudo con el quipo para jugar en diversas provincias. Me afectó tanto que mi hijo se fuera de casa tan a menudo que a raíz de eso me entro unas diarreas diarias que no había forma laguna de cortarlas. Tal era mi situación que llegue a tener hasta 41 deposiciones diarias y a pesar de haber visitado varios médicos, especialistas, herbolarios y toda clase de profesionales, nadie pudo cortarme ni siquiera un poco estas diarreas que me estaban consumiendo.
Mido 1.74 de altura y con 36 años de edad me quede en un peso de 32 kilos. Asumí que me moriría porque no había medicina alguna que esto me lo cortara. Tenia que ponerme pañales porque esta situación podía conmigo. Me decían que todo era sicológico. El caso es que nadi pudo aliviarme.
Un día en que iba por la hice muy afligida, asumiendo que moriría, me encontré a una amiga que a la vista de mi pena, me hizo explicarle lo que me pasaba, Tan pronto termine mi relato me entregó una estampa de la Virgen del perpetuo socorro. Me dijo con mucha fe. ¡Rézale! Ella te ayudará. Y así lo hice. Al empezar a rezar la oración de la estampa esa misma tarde, se me cortaron las diarreas radicalmente y hasta hoy día y después de muchos años ya no me han vuelto a venir. Llevo la imagen en la cartera ya deteriorada de lo que le he rezado, pues la Virgen hizo conmigo lo que Nuestro Señor hizo con a hemorroísa. Cuento este testimonio para que sepamos que cuando la Ciencia no puede nada, el Cielo lo puede todo. Isabel de Linares (Jaén)