Todos los sacerdotes
que Me son fieles hasta en el más mínimo detalle, padecerán tribulaciones y
serán mártires de forma incruenta muchos, y de forma cruenta otros. Yo, Jesús, os hablo.
Pero hijos, no temáis
nada al sufrimiento físico, ni moral, porque cuando en el Reino de los Cielos comprobéis
los frutos que han dado, llegareis a desear haber padecido más. Esto va también por los seglares cuya santidad
esta asentada en cumplir solo Mi voluntad, porque hijos, todos vosotros sacerdotes y seglares, sois otro cristo
que Mi Padre Celestial ha escogido, para prolongar en vosotros Mi Pasión y los
frutos de la misma. Esto no lo
entendéis, pero creed que todo lo que padezcáis en un sentido u en otro, estará
dando frutos de santidad en las almas. Yo, Jesús, os hablo.
Sois muchos los que estáis
llamados a esto en todos los estados de vida, porque muchos son los pecadores,
los pervertidos y los que caminan por sendas de perdición, y vosotros hijos, de
una forma o de otra tenéis que ayudar a vuestros hermanos que ciegos marchan
por caminos de perdición eterna.
Ofrecedme todo y aceptadlo
todo viendo en ello la voluntad de Dios, unidos todos al Corazón Inmaculado de
Mi Madre que os abraza y os estrecha junto a él y, no os dejará ni un solo
instante. Yo, Jesús, os hablo.
No os sintáis débiles,
ni pequeños ante todo esto que os anuncio, porque nadie mejor que Yo sé de qué
carecéis y hasta donde podréis alcanzar, por eso, el nivel de sufrimiento para
cada uno será diferente, pero todos cumplirán lo que el Cielo ha dispuesto para
ellos y Mi gracia no os faltará ni un solo instante. Os advierto que la envidia y la rabia de Satanás tampoco
os dejarán y, tratará de haceros renegar
y hasta de que perdáis la fe. No dejéis de orar, y veréis como Satanás con el
cerrojo de la oración que le ponéis en las puertas de vuestro corazón, no puede
entrar a molestaros. Yo, Jesús os hablo.
Así pues hijos,
preparaos para el martirio y dad gracias por ser elegidos para ello, porque el
que se hace un cristo en la Tierra, es una gracia inmensa que Mi Padre Celestial
le concede. Yo, Jesús, os hablo y os aviso. Paz a todo aquel que leyendo este
mensaje lo cree y lo acepta.