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Tantas veces como reclamamos justicia y reinvindicamos nuestros derechos, tambien Dios tiene sus derechos que son deberes para con nosotros. Fue Jesucristo quien nos dijo: Dad a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar. Pues tomemos nota y cumplamos lo que a Dios le corresponde que le demos: AMOR, ADORACIÓN, GRATITUD Y REPARACIÓN.



16 de marzo de 2014

OS HE DEJADO A MIS MINISTROS PERO LOS VEIS COMO HOMBRES NADA MÁS SIN MIRAR QUE SU MINISTERIO ES SAGRADO


Hijos de Dios, solo el Espíritu Santo que tiene poder y gracia, puede enderezar al alma que corrompida está en total putrefacción o degradación. Yo, Jesús, os hablo. 

Hay almas tan degradadas, tan corrompidas, que su hedor sube hasta el Trono de Dios y lo conmueve para tratar de sanar a esa alma que solo Dios puede hacerlo. No creó Mi Padre Eterno a la Humanidad para dejarla perderse eternamente, y aunque os pide cumplir los mandamientos, El no os niega Su gracia para ello, porque hijos, Dios para todo lo que os pide os da Su gracia, y nunca os desampara, pero vosotros confiáis más en vuestros criterios, criterios pervertidos, y preferís ignorar las gracias de Dios y guiaros a vosotros mismos en sendas de perdición y de degradación total, y no sois capaces de dar un paso acertado porque tenéis la mente embotada y el corazón contaminado por el amor propio, el materialismo y las falsas y engañosas doctrinas que circulan por ahí. Yo, Jesús, os hablo. 

Si hasta el pueblo más indígena de la Tierra, si hasta los menos instruidos creen en un dios superior a ellos y acuden a él cuando le son necesaria su ayuda, vosotros hijos de Dios que conocéis y tenéis la doctrina del verdadero y único Dios, lo ignoráis, pasáis de Él, y buscáis en otras prácticas salida a vuestros errores y pasos desacertados y a la falta de paz y de felicidad que tenéis. 

Por tanto hijos, dejaros obrar en vuestras almas. Dejad que la gracia de Dios o anegue y os vaya sanando poco a poco. Venced hoy una batalla aunque sea pequeña y, mañana estaréis predispuestos para vencer una más grande, y así, poco a poco, paso a  paso hasta que logréis vencer la guerra, la guerra que os hace vuestro amor propio, egoísmo y vuestros errores. Yo, Jesús, os hablo. 

Os he dejado para esto los sacramentos, pero no creéis en ellos. Os he dejado a Mis ministros para que os ayuden, pero los veis como hombres nada más, sin mirar que su ministerio es sagrado. Os he dejado a Mi Santa Madre pero la miráis desde lejos, sin acudir a Ella y sin creer en su eficacia. Os he dejado Mi Palabra Divina en la Santa Biblia, pero la tomáis como invenciones de los curas. Hijos, ¿qué queréis? Y vais en busca de esas doctrinas paganas que os ofrecen y que quieren desplazar a Dios de una vez por todas, no solo de vuestras almas sino también de la sociedad y  del mundo entero. Yo, Jesús, os hablo. 

Reaccionad a tiempo, porque hijos, mientras hay vida hay esperanza y hay solución, pero cuando la muerte llame a vuestras puertas, si no os habéis enmendado y seguís podridos, llenos de contaminación, sin un ápice de arrepentimiento, hijos, Mi justicia será implacable por todo lo que perdisteis voluntariamente. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo estos mensajes los cree y los pone en práctica.