Hijos de Dios, soy San Miguel Arcángel quien os habla, Príncipe de la
Milicia Celestial y opositor absoluto de Satanás a quien él teme y huye.
Todo aquel que Me invoque que me tenga devoción, que me ofrezca coronillas
o novenas, será protegido del Maligno porque él no puede soportar que se me
honre y que se acuda a mí. Yo, Miguel Arcángel, os hablo.
Son tiempos muy difíciles los que estáis viviendo. En el Cielo nos hacemos
cargo de ello, porque hijos, el mal se ha expandido de tal forma que sus
dimensiones son inmensas y sus frutos funestos para las almas, para la sociedad y para todo el mundo.
Debéis vivir en estado de gracia que es el arma más eficaz para combatir al
Maligno, después si al vivir en gracia os acorazáis con novenas, coronillas,
lecturas, etc. entonces fomareis en vuestras almas una armadura muy grande que
impedirá al Maligno entrar, aunque hijos de Dios, lo intentará una y mil veces.
Yo, Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia Celestial, os hablo.
Vivís en estos días los grandes misterios que el Hijo del Altísimo
protagonizó en la Tierra. Es para vosotros una gracia muy grande poder adentraros
en esos misterios, vivirlos y ofrecerlos por el bien de las almas. El Padre Celestial
mira benévolamente a quienes meditan la Pasión de Su Hijo, Su amor, Su entrega,
Su paciencia, Su silencio y todo Su sufrimiento, por tanto, mejor escuela que
esa no vais a tener.
¡Cuánto os duele el sufrimiento ajeno! y rezáis por vuestros contemporáneos
o familiares que lo sufren, pero no os duele la Pasión de Jesús porque creéis
que ya pasó y la superó. No almas, no, en el Cielo todo es presente y Su Pasión
sigue actual, por tanto, meditad en ella, como si hoy la estuviera pasando,
porque Su sacrificio es perpetuo y eterno. Yo, Miguel Arcángel os hablo y os
instruyo. Que la paz del Altísimo y el amor
de la Inmaculada esté siempre con vosotros.