Locos, necios, inconscientes, irresponsables, son los
que viven solo para dar gusto al cuerpo. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos Míos, hay personas que no se sacian de dar al
cuerpo toda clase de deleites y aun quisieran vivir muchos años más para seguir
dándoselos. ¡Ay hijos! que dolor esas almas que solo piensan en la delectación
pecaminosa y a veces hasta irracional. Esas almas no oyen la voz de Mi Espíritu,
no oyen consejos santos ni razonables, no oyen a sus conciencias, viven en una
dinámica que cada vez más los tienen absorbidos y se saltan problemas de salud,
limitaciones de la edad y todo lo que se
tengan que saltar. No creen en nada más que en el goce corporal y ¡que
equivocados!
Estas almas necesitan oración, oración y oración, y ayunos, ayunos y ayunos. Si algunos
de vuestros miembros de la familia los veis en esta situación ya sabéis el
remedio, oración y ayunos, pero en grandes dosis. Yo, Jesús, os hablo.
Ellos escogen su destino eterno y cambian el oro de
Mi gracia, por el oropel de las vanidades y goces mundanos. No creáis que sean jóvenes los que así viven, que también los hay. Son gente mayor que han pasado los
cincuenta hace tiempo y pretenden ahora vivir un segunda juventud sacando fuerzas de flaqueza, a base de
pastillas para soportar y engañar sus problemas de salud y limitaciones, cada
vez más en decadencia. Yo, Jesús, os hablo.
Por sus frutos los conoceréis. Llegan al final de su
vida con las manos llenas, sí, pero de inmundicia, de pecados, de atrocidades.
Toda clase de pecados, lujuria, gula… y como no creen en nada espiritual ni
religioso, viven sin disciplina alguna, saltándose todas las normas éticas y
morales. Yo, Jesús, os hablo.
Esas almas son dignas de lástima, porque son tierra
llena de abrojos y malas hierbas que los hundirán para siempre en el abismo
infernal, y si vivieran mil años, mil años seguirían pecando y dándole culto y
gusto a su cuerpo en todos los aspectos. Es triste que haya gente así, sin que
una sola vez tengan un pensamiento espiritual, ni pronuncien una sola palabra
de compunción y arrepentimiento. Rezad, hijos, por ellos, rezad por estos
hermanos vuestros que no escaparan del Infierno muy a Mi pesar, porque
recogerán lo que han sembrado en sus vidas. Yo, Jesús, os hablo. Paz a todo
aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.