Hijos Míos, Yo amo a Mi Creación como no podéis ni imaginar, os sorprendería hasta que punto amo a Mi Creación, esto debéis creerlo por la fe, porque la fe es una virtud de gran valor para quien la posee y que Nos da a la Santísima Trinidad una gran gloria. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos Míos, el que crea algo se recrea en lo que hace y trata de poner su empeño e interés en hacerlo. Yo, os cree y os redimí con infinito amor y Me recreo en Mis obras, pero hijos, os di un preciado don que es la libertad y la usasteis en Mi contra, en contra de Dios Altísimo Uno y Trino y, emponzoñasteis toda la hermosura que Dios os puso al crearos. Aun así, viendo Nuestra obra sucia y emponzoñada, os amamos hijos Míos, como ni imaginar podéis, y aunque el pecado ennegrece vuestras almas y agria vuestro carácter, Yo os miro con infinito amor al que añado Mi misericordia. Yo, Jesús, os hablo.
Cuando un alma comprende que ha pecado y que ha manchado la obra hermosísima que hicimos Mi Padre y Yo, y reconoce su iniquidad, esa alma es para Nosotros algo inapreciable, porque al verla dolorida de sus pecados y acciones, tratamos de ayudarla para que con Nuestra gracia salga adelante. Yo, Jesús, os hablo.
Nadie tema venir a la Santísima Trinidad a pedir perdón y misericordia por grandes que hayan sido sus crímenes, porque Nuestro perdón le será otorgado y la gracia para volar hacia el Cielo también se le dará. Eso es lo que queremos desde el primer día que se pecó en el Paraíso, que volváis a Nosotros, que pidáis perdón y que Nuestra gracia os aproveche, para que esa alma (amada) y Nuestra que se hizo para gozar en el Cielo, cumpla dicho objetivo. Yo, Jesús Misericordioso, os hablo.
Hijos, no Me presentéis a las almas, ni a los niños como un Dios castigador. Hay que enseñar la rectitud incentivándolos con el amor y no con el temor, eso no quiere decir que les hagáis creer que Dios todo lo aprueba. Enseñad, hijos Míos, la fealdad del pecado a los inocentes y las graves consecuencias del mismo, de igual forma que enseñáis el peligro del fuego o de instrumentos cortantes. Yo, Jesús, Vuestro Salvador, os hablo. Mi paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica.