Hijos Míos, muchos de vosotros cuando leéis estos mensajes os preocupáis porque creéis que cuando venga la tribulación vuestra débil fe y vuestra omisión de obras buenas, no serán suficientes para superar la pruebas, y es verdad, hijos, es verdad. Pero no debéis contar con vuestras fuerzas sino con las Mías, porque Yo Soy el que hace prodigios en todas aquellas almas que se dejan obrar por Mí, Yo, Jesús, os hablo.
Hijos, recordad el pasaje evangélico de la multiplicación de los panes y de los peces, con cinco panes y dos peces comieron cinco mil hombres sin contar mujeres y niños (Jn 6, 1-15), porque hijos, cuando alguien pone a Mi disposición lo poco o mucho que tiene y lo da de corazón, Yo, Jesús, obro milagros impensables para vosotros. Yo, Jesús, os hablo.
Dadme vuestra débil fe, vuestras limitaciones, vuestra carencia de virtud y de obras buenas, ponedlas a Mi servicio y Yo obraré el milagro de que se multiplique por el bien de las almas vuestra fe y vuestra virtud, pero ponedlo a Mi servicio, y veréis como también Me valdré de vosotros para alimentar a muchas otras almas que tienen hambre de Dios y nadie les da de comer Yo, Jesús, os hablo.
Esto que os digo a vosotros los seglares va con mucha más razón para Mis sacerdotes, porque ellos Me representan y ellos si se dejan conducir por Mí y me dejan obrar a través de su ministerio, verán maravillas con respecto a las almas. ¿O Yo iba a dejar a Satanás que les de poder a sus servidores y dejar a los Míos en la indigencia espiritual? Yo Soy más que Satanás y puedo más que El, pero pido ese abandono total en Mis designios y planes, y pido que pongáis a Mi disposición lo poco o mucho que tengáis para que sea Yo el Redentor, el Hijo de María quien obre en las almas por vuestro medio. Yo, Jesús, os hablo.
Nadie tema perderse eternamente por falta de virtud, de fe, o de obras buenas, porque quien acude a Mí que Soy misericordia no lo dejaré ni lo abandonaré a su suerte, pero el paso primero lo tenéis que dar vosotros acudiendo a Mí y haciendo una buena confesión llenos de humildad y de arrepentimiento. Yo, Jesús, Vuestro Hermano, os hablo y os instruyo. Mi paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica.