Durante siglos Me muestro al pueblo cristiano crucificado, pero Me tenéis en las Iglesias, altares, hogares, medallas y demás y Me miráis como el que contempla un árbol, sin sobrecogeros, sin sensibilidad, sin nada que Me reconforte del padecimiento tan grande que pasé por las almas y que ahora tengo que pasar por la gran ingratitud de todo aquel que se dice cristiano. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos, en otras religiones adoran a sus dioses o lideres (fundadores) con más gratitud y amor que vosotros los cristianos Me tenéis, porque pocos os paraeis a reflexionar sobre el inmenso misterio de amor que es la Redención , y vosotros hijos Míos, que os quejáis de las injusticias que os hace esta sociedad o quienes os gobiernan, vosotros Me hacéis a Mí la más inmensa de las injusticias, ya que algunos mueren sin haberse parado ni una sola vez a pensar en lo que hice por ellos. Yo, Jesús, os hablo.
Si el pueblo cristiano Me amase y Me reconociese como lo que Soy, Dios y Señor de todo lo creado, la benevolencia de Mi Padre se haría notar, porque lo que hagáis por Mí es más que si lo hicierais por millones de almas, ya que como Soy Dios y Señor de todo lo creado lo que hagáis por Mí, repercutirá en el mundo entero y en la historia de la Humanidad , sean creyentes o no, sean cristianos o no. Yo, Jesús, os hablo.
Ni un vaso de agua que diereis en Mi nombre quedará sin recompensa (Mt 10, 42) pues imaginad como pagará Mi Padre Celestial la mirada bondadosa y amorosa del que mirándome clavado en la Cruz se conmueve y reflexiona sobre el amor infinito que Me llevó a redimiros por ese medio. Yo, Jesús, os hablo.
MI Madre Santísima agradece a quien Me reconoce como Redentor y Dios y Señor de todo lo creado, y sabe que quien así Me considera va camino de la gloria celestial, porque quien ve en Mí lo que Soy, Dios y Señor de todo lo creado, es alguien que tiene luz celestial porque Mi Santo Espíritu se la ha dado. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Mi paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica.