Un único objetivo está en la
mente de Dios Todopoderoso y es la salvación de las almas. Yo, Jesús, os hablo.
Por la salvación de una sola
alma Dios no perdona nada, circunstancias,
providencia, amistades, desgracias, todo lo emplea para el bien de la salvación de las almas,
porque solo El sabe el principio y el final de las cosas y de las situaciones,
y es por ello, que permite muchas veces circunstancias adversas para ayudar a
las almas a salvarse, y aunque aparentemente no parezca que lo sucedido le
lleva a salvarse, a veces y no pocas, en el último instante de su vida, esa
circunstancia puede servirle para la salvación eterna. Yo, Jesús, os hablo.
Para vosotros simples
criaturas y muy limitadas, esto es muy difícil de entender, son misterios
divinos que os están velados, por eso, debéis aceptar y confiar en Mi providencia
que todo lo tiene enfocado para salvaros, porque hijos, si supierais lo dañada
que está la naturaleza humana como consecuencia del pecado original, os
pondríais las manos en la cabeza. Yo, Jesús, os hablo.
Aceptad hijos de buen grado
lo que os venga cada día, lo bueno y lo malo, lo negativo y lo positivo. No
siempre os sucederán cosas negativas, también cosas buenas, y sin apegaros a lo
bueno aceptad lo que os venga porque Dios lo permite para vuestro bien, aunque
no entendáis y aunque a veces os reveléis contra Mí. Así pues hijos, el mejor
don que podéis hacerme cada día es aceptar lo que ese día os depare, eso no
quiere decir que todo lo demás no Me
sirva, sí que Me sirve y Me agrada que seáis generosos espiritualmente, pero
aceptando cada día lo que la providencia os traiga en el hogar, en el trabajo,
en la calle o en la parroquia, ya estáis cumpliendo con un plan de vida
espiritual excepcional, porque ahí, aceptando lo que Dios os envía bueno o
malo, estáis aceptando a cumplir en todo momento su voluntad. Yo, Jesús, os
hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica.