Todo en esta vida pasará, todos los bienes y los males pasarán, pero hijos, Mis palabras no pasarán (Mt 24,35).
Yo, Jesús, os hablo.
No os apeguéis a nada de lo terrenal porque todo pasará y todo quedará extinguido.
Hijos, las riquezas pasarán y pasará la pobreza, pasarán las desgracias y las
dichas, pero quien acoja Mi palabra, la viva poniéndola en práctica tal y como
Yo deseo, eso no pasará y saltará a la Vida Eterna. Yo, Jesús, os hablo.
Mis padres Me tenían a Mí pero sabían que Yo Me iría, sabía Mi Madre que
de este mundo tendría que partir y dejarla sin Mi compañía, pero Ella también sabía
-porque acogió y puso en práctica Mis palabras- que Me encontraría en la Vida Eterna
y que ya nunca más le seria arrebatado.
Hijos, vosotros os apegáis a cosas sin valor alguno para la Vida Eterna, joyas,
enseres, viviendas que para nada os aumentarán la dicha eterna si no las
empleáis en el bien de las almas, porque quien vende sus joyas para ayudar a
los necesitados, esas mismas le servirán para aumentar la dicha eterna. Y quien
tiene una vivienda y la emplea en hacer el bien o acoger a los que no tienen
techo, esa misma vivienda le servirá
para la Vida Eterna. Pero quienes se apegan egoístamente a su propiedad o
enseres, e incluso, con los mismos familiares no quieren compartirlo, ¡ay de
aquellos! que ponen su corazón y su meta en poseer o en prolongar (1) lo que
poseen, porque os digo que su desengaño será eterno. Yo, Jesús, os hablo.
¿Qué pensaríais de Mí si Yo hubiera tenido grandes propiedades, o hubiera
hecho que Mis padres vivieran en una gran mansión? ¿Qué pensaríais? Si creéis en
Mí es porque viví lo que prediqué y lo puse en práctica dando ejemplo con Mi
vida. Por eso hijos, imitadme en todo, no os apegueis a nada de lo terrenal. Si
lo tenéis valeros de ello para dar gracias a Mi Padre Celestial y para
santificaros, pero nunca pongáis el corazón en cosas materiales o terrenales,
ni en personas que también se irán de esta vida, solo Dios merece el cien por
cien de vuestro corazón y El ya se preocupará de que no os falte nada para vivir
la vida del alma y la del cuerpo. Yo, Jesús el Maestro divino os hablo y os
enseño.
(1) Hay
quienes sabiendo que van a morir pronto, se apegan a sus bienes y no los quieren
ceder.