Hijos Míos, lleváis una vida muy afanosa llena de
preocupaciones, llena de proyectos y no sabéis ver mas allá de lo presente. Yo,
Jesús, os hablo.
Pero para muchos de vosotros la vida se os extinguirá y dejareis
todo en este mundo que no os trató como hubierais querido y que contribuyó a
vuestras penas y pesares. Por eso os
digo, que os paréis a reflexionar de vez en cuando esto que os digo. Todo se
quedará en este mundo porque nada os podéis llevar al otro. Sin embargo, las
obras buenas que hagáis, el bien que practiquéis, todo eso saltará a la Vida
Eterna y serán para vosotros pasaportes
para la eternidad. Ya os lo he dicho otras veces, pero siempre es poco recordároslo,
porque el valor de vuestra alma es para mi inestimable y por vosotros daría de nuevo
la vida con tal de que abráis los ojos y comprendáis lo que es realmente
importante, que es la salvación de vuestra alma. Yo, Jesús, os hablo.
Cada día os levantáis con nuevos proyectos y nuevas
ilusiones. Pensáis en esto y en lo otro, en cambiar de coche, en mejorar
vuestro hogar, en hacer tal o cual viaje, pero pocos os paráis a pensar en que
Yo, Juez Eterno, os pediré cuentas hasta de la mínima acción, y de ahí, que debáis
de ser hombres y mujeres honrados en todos los aspectos, en el familiar, personal y profesional. Debéis ser hombres y mujeres de moral y dar
ejemplo a los que os rodean, y aunque no siempre lo consigáis, Yo premiaré
vuestro esfuerzo y castigaré vuestras negligencias y dejadez, porque todos debéis
tender a la perfección y tratar de vivir en las leyes divinas establecidas
desde el principio por Mi Padre Eterno. Yo, Jesús, os hablo.
Cuando una persona vive en los Diez Mandamientos, lleva
ya emprendido un camino muy grande en el que
salvará muchos escollos y, le es mucho más fácil practicar el bien que
se le presente, porque está ya predispuesto con el cumpliendo de la ley divina
a ello. Pero cuando una persona se salta los Diez Mandamientos aunque sea uno
solo el que se salte, ya va por un camino escabroso o pedregoso donde le
costará mucho alcanzar la perfección que Yo os pedí en Mi Evangelio. Por eso
hijos, practicad los Diez Mandamientos que todos lleváis impresos en vuestro
corazón y que sabéis perfectamente cuales son. No os engañéis, no disfracéis el
mal de bien, porque a Mí no me podéis engañar y conozco a la perfección vuestro
interior. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.