Aquellas almas que ante Mi
Majestad e inmensidad piden ayuda y reconocen su pequeñez, son almas que Me
tienen enamorado, porque hijos, la humildad se vende muy cara y no todo el
mundo la entiende.
Ser humildes ante al Altísimo
es esencial, serlo ante los hermanos, también, pero reconocer la pequeñez cada
uno ante el Todopoderoso es algo necesario para empezar a subir peldaños en la
vida espiritual. Yo, Jesús, os hablo.
Mi Madre lo entendió muy
bien y lo proclamó en su cantico ante su prima Isabel, porque ha mirado la pequeñez de su esclava (Lc 1, 48). Dios mira la
pequeñez de las criaturas para engrandecerlas, y para ello es necesario que
ante Mi Majestad sean muy humildes y se sientas ineptas. Yo, Jesús, os hablo.
No todo el mundo es así y
muchas almas no llegan lejos por su ensoberbecimiento, por creerse muy seguras
ante ellas mismas, cuando si son inteligentes o valerosas, todo son gracias obtenidas
de Mí y no de sus méritos. Pero no todo el mundo reconoce los dones que tiene
como venidos de Mí, y eso les resta santidad y luego en el Cielo (si se salvan)
gloria eterna. Yo, Jesús, os hablo.
El reconocimiento de
la pequeñez no debe ser falso o solo de
palabra, el reconocimiento de la
pequeñez debe ser auténtico, de corazón y así tendréis mucho camino avanzado en
la santidad. Recordad al publicano que se reconoció indigno pecador, y no se
atrevía ni a levantar la mirada (Lc 18,13) por eso hijos, la humildad es la
base, el asiento de todas las demás virtudes, y debéis de pedir esta virtud
cada día, reconociendo una y otra vez que sin MÍ nada podéis hacer ( Jn 15,5).
Yo, Jesús, os hablo.
Pero no os desaniméis
cuando os veáis tan miserables que queráis tirar la toalla, no hijos, no,
porque eso no Me gusta. Aunque os veáis miserables, repugnantes, seguid
adelante y aceptaos tal y como sois, porque Yo no dejaré que os perdáis
eternamente si sois humildes de corazón. Imitad a vuestra Santa Madre la Virgen
María, que nadie como Ella entendió la humildad y la pequeñez ante Dios y las
criaturas. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este
mensaje lo cree y lo pone en práctica.