Hijos de Dios, Soy el Santo
Espíritu de Dios que os habla, vuestro Maestro interior que trabaja en vuestras
almas y, os ayuda a perseverar en la gracia. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Quisiera que cada alma fuera una
obra única en el plano sobrenatural, porque al igual que cada uno sois
diferentes en la fisonomía, así también deseo que cada alma sea diferente en la
fisonomía de su alma, para que el Omnipotente se recree en ellas y sea cada
alma como un jardín lleno de colorido y de belleza espiritual. Yo, Espíritu de
Dios, os hablo.
Pero para que Mi acción sea
efectiva debéis colaborar Conmigo y poner lo que esté de vuestra parte. Debéis
hacer que no se pierdan las gracias que os doy. Debéis ser modelables y dejaros
hacer, sin poner resistencia a los planes de Dios, porque El lo que desea es
haceros bellos por dentro para que luego en el Cielo haya una gran multitud de
almas diferentes todas con su encanto personal y el grado de gloria según sus
méritos. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Y lo mismo que en el físico todos
tenéis ojos, cabello, cejas y demás, así también en el alma se os da a cada uno
las gracias de Dios, aunque en cada una será diferente según el aprovechamiento
de esas gracias. Porque las mismas gracias no a todos aprovecha por igual. El efecto
de la gracia divina es según vuestra correspondencia a la misma, vuestra fe y
vuestro amor a Dios Uno y Trino. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Quien aprovecha una gracia que Yo
le doy, se predispone a recibir más gracias, porque cada gracia trae consigo
otras, y así como una gran cadena de gracias que no os dejo de dar, si las
sabéis aprovechar. Quien malogra Mis gracias, va malogrando otras, una por una,
porque cada vez que una gracia no la aprovecha, la pierde y, pierde de esta
forma una cadena de otras muchas gracias. Por eso hijos de Dios, de ahí la
variedad de almas, todas tan diferentes a los ojos de Dios, a pesar de que a
muchas se les dio las mismas gracias. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Es lo mismo
que los que tienen iguales nóminas e iguales circunstancias, a unos les llega
su sueldo hasta final de mes y a otros no, porque unos saben aprovechar su
economía y otros la administran mal. Así que hijos de Dios, tratad de no perder
las gracias que se os dan, muchas veces a través de la adoración al Santísimo, peregrinaciones, retiros, ejercicios,
charlas, etc. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os instruyo. Paz a todo
aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.