La ingratitud es algo que a nadie le gusta. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos Míos, muchos de vosotros estáis recibiendo
bondades Mías desde siempre. Os la merezcáis o no Yo Me vuelco por Mis ocultos
designios en dároslas a vosotros y vuestras familias. Pero estáis tan acostumbrados a recibir de Mí
que ya lo tomáis como algo hecho, y omitís darme las gracias por tantos
beneficios. Y la ingratitud, hijos, es algo muy doloroso, porque Yo os doy con
inmenso amor y no porque os merezcáis nada. Pero vosotros recibís Mis dones sin
pararos a pensar que vienen de todo un Dios al que también le gusta que se lo agradezcáis,
porque hijos, el agradecimiento trae nuevas gracias. Yo, Jesús, os hablo.
Dad gracias al Señor en todo momento: Por la vida,
por el alma, por vuestros familiares o por tantos dones que constanmente os da
Mi divina Providencia, pero cuando no tengáis todo lo que desearais, incluso
carezcáis de lo necesario, dadme también las gracias porque esa carencia
terrenal, la tendréis reemplazada en el Cielo, allí la encontrareis
transformada en corona de gloria. Yo,
Jesús, os hablo.
Vine al mundo a redimiros y fue para todos, ¿quién Me
da las gracias? Son pocos los que Me alaban por ello y reconocen el amor redentor
que Me trajo al mundo. Ofreced a Mi Santo Padre Misas de agradecimiento por Mi
venida, por Mi Santa Madre y padre José,
por vuestro Santo Ángel Custodio, al que muchos ignoráis, y no seáis
desagradecidos con vuestro Dios y Redentor que todo se lo merece. Yo, Jesús, os
hablo.
Si entre vosotros os gustan que os reconozcan los favores
que hacéis, y muchas veces son favores de conveniencia o de compromiso, Yo debo
ser alabado y recibir las gracias por todo lo que os doy, pues es de justicia
que así se Me haga, porque todo lo que tenéis os lo he dado amorosamente.
Pedid hijos Míos, por vuestros hermanos que padecen penurias
y tribulación, pedid por ellos y poneos en su lugar, que ellos no son más
pecadores que vosotros, solo que por Mi secreta justicia, Yo permito muchas cosas
que no siempre entendéis, pero que siempre, siempre son para el bien de las
almas y del Cuerpo Místico. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel
que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.