Hijos Míos, conmemoráis
en estos días la Pasión que por vosotros y para Mi Padre Eterno padecí en Mi
Cuerpo y en Mi Alma, y solo un mínimo de fieles la meditan, la agradecen, y la
valoran. Yo, Jesús, os hablo.
Pero Yo os amo
a pesar de vuestra indiferencia, y constantemente medio a Mi Padre Eterno por
vosotros, para que no lleguéis al final de vuestras vidas con las manos vacías
de méritos y el alma enfangada en el pecado de muchos años. Pero hijos, aunque
viváis cómo paganos, una palabra santa que me elevéis a lo largo de vuestro
día, una plegaria, una alabanza, Me consolaría de tanta ignominia y de tanta
indiferencia que hay en las almas, incluso de los fieles católicos, que piensan
más en sus intereses materiales que en las cosas espirituales de salvación
eterna.
Por eso, os
pido que abordéis un poco vuestra desidia espiritual con un acto de amor de
vuestra voluntad, aunque no tengáis el sentimiento, con la voluntad Me basta y
si Me decís: Jesús yo creo pero aumenta mi fe que ya ves que apagada está, Yo os escucharé
y haré lo que Me pidáis. Yo, Jesús, os hablo.
Sé que algunos
quisierais ser más fervorosos y más entregados a Mis cosas, pero que os aburren,
por eso, os pido que elevéis vuestras plegarias a Dios en vuestras actividades
cotidianas y Me pidáis ayuda, porque Yo escucho siempre lo que Me decís, aunque
no siempre os dé una pronta respuesta. Paraos un poco a lo largo del día y
haced silencio en vuestro interior y exterior, para que pueda Mi Santo Espíritu
penetraros en el alma y obrar en vosotros. Pasáis todo el día ocupados en cosas,
y cuando tenéis un tiempo para relajaros, lo hacéis viendo la televisión o con
música a todo volumen, y no es posible que Mi Santo Espíritu penetre en vuestras
almas para inspiraros y guiaros en vuestros pasos a dar. Yo, Jesús, os hablo.
Quien dio todo
por vosotros Sangre y Vida por salvaros ¿no os dará lo que le pidáis por esa
misma intención? Sé que muchos sois conscientes de que vais por malos caminos,
y por eso mismo, tenéis que acudir a Mí y pedidme que no os deje en manos de
los peligros del mundo y de Mi enemigo mortal.
Yo, Jesús, os hablo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y
lo pone en práctica