Hijos Míos, Muchos de vosotros sufrís de corazón por la situación de
la Iglesia y de los cristianos perseguidos. Yo, Jesús, os hablo.
Es un don muy grande que otorgo a las almas que Me aman, de que sufran
por las mismas cosas que Mi Santa Madre y Yo sufrimos, aunque hijos, vuestros
sufrimientos son ocasionales, os viene un dolor pero se os va, el nuestro es
perenne. Os pido rectitud en vuestras vidas y oración inmensa por la situación
de la Iglesia y de los cristianos perseguidos. Cierto que Yo dije que las
puertas del Infierno no prevalecerán contra ella (Mt 16,18), pero el mal que
está hecho, hecho está, y es un mal que en muchas cosas será irreparable. Yo,
Jesús, os hablo.
De vosotros hijos, los que Me amáis depende la mejoría y el vencimiento
del mal. Los que Me amáis, sufrís con Mis mismos sentimientos, aunque sea en
dosis ínfimas, pero unidos a los de Mi Madre y Míos, son de un valor inmenso.
Interceded constantemente por el Santo Padre, por la Jerarquía, por los sacerdotes,
pues a todos ellos les va a venir un
temblor a modo de terremoto espiritual que muchos pueden caer y no levantarse
nunca. Por eso, hijos, fortaleced a Mis Pastores y Jerarquía con la oración, el
ayuno, la penitencia y con el cumplimiento perfecto de vuestros deberes
familiares y profesionales. Yo, Jesús, os hablo.
No especuléis tanto con las cosas y sed más generosos en rezar y en
ofrecimientos. Oís una noticia mala y os afecta, pero que pronto se os olvida.
Tratad pues de adentraros más en la situación de Mi Iglesia y mirad por ella,
como se mira por una madre, pues Mi iglesia es vuestra madre en el plano
espiritual. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos, sed mansos como palomas y astutos como
serpientes (Mt 10, 16) y sed sobretodo fieles a Mi leyes y enseñanzas, y que no
os la cambien nadie, venga quien venga, porque Yo, hijos, Soy inmutable para todos
los tiempos y generaciones. Yo, Jesús, os hablo. Paz a todo aquel que leyendo
este mensaje lo cree y lo pone en práctica.