Algunos monjes viven austeramente y llevan una vida
de santidad que solo Dios conoce. Pero también hay monjes tan contaminados que
su alma llena de inmundicia solo Dios la conoce. Yo, Espíritu de Dios, os
hablo.
Y así es siempre en las cosas de Dios, trigo y cizaña mezclados, por eso, luego
juzgan según las reacciones o hechos del monje bueno o del monje malo, porque
según ven actuar a una persona, juzgan al resto de la comunidad por ello. Yo, Espíritu
de Dios, os hablo.
Pero llegará un día, hijos de Dios, que todo saldrá
a la luz, todo se sabrá para gloria de unos y vergüenza de otros. Y lo mismo le
pasó a Cristo, que entre los doce también estaba el traidor mezclado con el
buen trigo que eran los demás. Satanás se lleva su parte, él sabe como embaucar
a las almas que ve flojas en la virtud, y les toca una y otra vez hasta que las
arrastra a su terreno, y ya no las suelta, porque su objetivo es que se pierdan
eternamente. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Por eso, hijos de Dios, se os ha dicho por enésima
vez que os elaboréis un plan de vida espiritual y lo cumpláis los más perfectamente
posible, no lo sigáis solo cuando tenéis ganas o fervor. Es necesario que
tengáis una disciplina también en la vida espiritual, y si hacéis los rezos y
lectura a la misma hora, mejor, porque así os predisponéis a que llegado ese
momento todo lo dejéis por cumplir lo
que os toca a esa hora. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Ved que el Señor os dijo que a las tres de la tarde
recéis la coronilla, o que se haga una Hora Santa de 11 a 12 de la noche los
jueves. Él pone el horario para que os acostumbréis a cumplir lo establecido a
la misma hora y no cuando tengáis ganas. Lo mismo que coméis más o menos a la
misma hora y os levantáis a la misma hora, también cumplid el plan de vida
espiritual a la misma hora, sin omitir por ello vuestros deberes profesionales
y familiares. No es que no valga la coronilla o la Hora Santa a otra hora, es
que es mucho mejor hacer los compromisos espirituales a la misma hora siempre
que se pueda. Yo, Espíritu de Dios os hablo.
Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.