Noches oscuras y muy frías pasarán Mis almas en su fe, porque la prueba de la tribulación llegará a sus corazones y, tendrán que soportar duras batallas, que unidos a Mí y a Mi Santa Madre, las vencerán. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos Míos, que andáis ya asustados con lo que va a venir, no tengais miedo de quienes pueden matar el cuerpo pero no pueden matar el alma (Mt 10, 28). Mis enemigos no quieren vuestros cuerpos, sino vuestras almas, quieren que reneguéis de Mí y de vuestra fe católica, quieren lavaros el cerebro para que la religión católica os parezca una doctrina ilógica y hasta injusta. Pero os digo y os lo repetiré una y otra vez, unidos a Mí y a Mi Madre, nadie podrá con vosotros. Aunque os calumnien, os persigan, os denuncien, dejad que ellos hagan, que Yo desharé. Dejad que ellos impongan, que Yo anularé. En un solo instante Mi poder puede desbaratar mundos enteros, con que más los planes de Mis enemigos. Esto no quiere decir que no vayáis a sufrir, pero es bueno que sufráis por causa de vuestra fe, porque vuestro sufrimiento será semilla de la Nueva Jerusalén y semilla de grandes santos. Yo, Jesús, os hablo.
Consagraos hijos Míos, a Mi Sagrado Corazón o al de Mi Madre. Refugiaos en nuestros dos Sagrados Corazones, que allí estaréis cobijados al amparo de nuestro amor. Consagrarse no es recitar una fórmula sino vivir por y para nosotros, por tanto, si recitáis esa fórmula para consagraros, sed consecuentes con lo que hacéis y ofrecéis y consagrad a vuestros pequeñuelos y ancianos que son también pequeños ante Mis ojos y, vivid en unión a Nuestros Corazones practicando asiduamente los sacramentos. Yo, Jesús, os hablo.
Estad unidos todos sin excepción. Arropad a Mis sacerdotes colaborando con ellos y ofreciéndoles asilo en vuestras casas. Es bueno que los invitéis a compartir con vosotros la mesa los domingos u otros días, son humanos y muchos viven muy solos y necesitan el calor de un hogar.
Hijos, actuad con Mis sacerdotes como lo haríais Conmigo, con amor y servicio, y Yo Me complaceré en lo que hagáis. Rezad por Mi Jerarquía, el Papa y los Obispos, sobre todo, no os olvidéis del vuestro, en vez de criticarlo rezad por ellos y ofrecedme novenas y sacrificios por sus intenciones, esto es también hacer apostolado. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica,