Ay de aquel que tortura, maltrata, o abusa de un niño ¡ay de aquel! Yo, Jesús, os hablo.
Os dije en Mi vida pública que dejarais que los niños vinieran a Mí, (Lc 18, 16-17) y vosotros, los alejáis dándole toda clase de caprichos o de juegos que los absorben y los envician y no los mandáis a catequesis, ni les enseñáis los valores morales más elementales y los artículos de la fe a la que pertenecéis. ¡Ay de vosotros! que alejáis a los niños de Mí, Yo os digo, que pagarais hasta la acción más insignificante que hagáis contra ellos, porque ellos son los herederos del Reino de los Cielos y vosotros los apartéis de lo que es su herencia eterna. Yo, Jesús, os hablo.
Preocuparos de sus almas como lo hacéis de sus cuerpecitos, que apruebo que los cuidéis, pero ellos no son animales, sino niños con espíritu, y debéis hablarles de las cosas celestiales, de Mi venida a la Tierra y de cómo Yo que Soy Dios, también fui un Niño indefenso bajo la obediencia y la protección de Mis padres. Hijos Míos, haced todo lo bueno que podáis con vuestros hijos en el plano espiritual. Tenéis que hablarles de Mi Santa Madre, ya os lo he dicho otras veces, por eso siempre Mis mensajes vienen a ser lo mismo para que os entren en la cabeza, y toméis conciencia de que hay un pecado de omisión que Me repugna, que es dejar de hacer el bien, y mucho más con Mis pequeñuelos. Yo, Jesús, os hablo.
¡Ay madres! que os sentáis tranquilamente a ver programas basura de televisión y no vigiláis a vuestros pequeños y no les dais disciplina. Con darle de comer no basta, tenéis que darle lecciones de fe hacia Dios y de amor hacia los demás. No les enseñéis el odio, la envidia, o la rencilla, enseñadles a perdonar y a compartir, y vosotros padres lo mismo, que os vean serviciales y no comodones, que os vean humildes y no soberbios o violentos, la escuela de Mis pequeñuelos sois vosotros padres y madres y tenéis que darle en vuestros hogares la mejor escuela de amor y de virtud. Yo, Jesus, os hablo.
Pedid ayuda a Mi santo padre José y a Mi Santa Madre para que os enseñen a llevar un hogar cristiano y a educar a vuestros pequeñuelos, y ellos, os ayudarán aunque no os deis cuenta. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica.