Abundantes
beneficios daré a aquellas almas que sufren por la salvación de sus familiares,
que se sienten impotentes, que Me los encomiendan. Yo, Jesús, os hablo.
Porque quienes
desean que un alma se salve y pone de su parte para ello, bien orando,
sacrificándose, o tratando de llevar a esa alma por las sendas de Dios, Yo lo
bendeciré eternamente. Sí hijos, sí, quien desea la salvación de las almas y Me
pide por ellas, es un alma cristiana que se asemeja a Mi Corazón y, su corazón
humano desea lo que Mi Corazón divino y sus sufrimientos son participación de
los Míos. Yo, Jesús, os hablo.
No os desalentéis
si cuando muere un familiar por el que habéis pedido tanto y aparentemente
parece que muere en apostasía, no os desalentéis. Si vieseis la de almas que se
salvaron a pesar de que murieron aparentemente en rechazo de Dios, os
quedaríais atónitos, porque Mi Padre bendice y agradece mucho quien se ofrece y
ora por las almas que a punto de dar cuentas a Dios, están todavía en estado de
rechazo hacia el arrepentimiento y la conversión. Sí hijos, sí, se salvan
muchas más de las que creéis y luego ellas interceden por vosotros en su estado
de gloria y os agradecen eternamente las intercesiones de salvación que tuvisteis para con ellas. Yo,
Jesús, os hablo.
Si os hiciera ver
las maravillas que obra la fe y el poder de la oración de quien Me ama y vive en Comunión Conmigo, no os
esforzaríais tanto en pedir por esas almas ya en fase terminal. Yo oculto el
milagro de Mi gracia para mayor corona vuestra y para que no bajéis la guardia
ni un solo instante, así que hijos queridos de Mi Santa Madre, Ella agradece
mucho y se complace en esos hijos que no desean que el valor de Mi Preciosísima
Sangre se pierda en otras almas que, viviendo en estado de pecado se pueden
salvar por el ofrecimiento y oración de quienes comprenden que deben colaborar
con el Cielo en la reconversión de ellas.
Pero si además
quien lo desea es un sacerdote, casi es imposible que se malogre, porque el
sacerdote Me representa y Soy Yo quien actúa en él, hablo de los sacerdotes
fieles a su Ministerio y en Comunión Conmigo. Yo, Jesús, os hablo y os
instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en
práctica.