Hijos Míos, no siempre es
fácil seguirme, porque Yo de en vez en cuando os cedo Mi Cruz para que Me aliviéis
de tanta ignominia e infidelidades que hay en Mi Iglesia. Pero hijos, a ti y a
todos los que lloráis porque sentís el peso de la Cruz, os digo que necesito
vuestras lágrimas que serán enjugadas y seréis consolados con creces (Mt 5,4), vosotros
los que lloráis. Yo, Jesús, os hablo.
Si no fuera por Mis almas que Me son fieles podría decirse que Me he
arrepentido de fundar la Iglesia, pero NO, porque aunque veo mucho desorden y egoísmo en Mis católicos,
también veo muchas almas de todas las edades, hombres y mujeres, niños y ancianos, laicos y sacerdotes, obispos y
cardenales que Me resarcen de tanto mal como Mis divinos ojos tienen que
ver y sufrir Mi Corazón. Yo, Jesús, os hablo.
Algún día el ejército de Mis almas pequeñas y que vosotros no veis,
brillará en Mi Iglesia con un brillo sorprendente y único, porque hijos, Yo Soy
justo para castigar el mal, pero también Soy justo para premiar el bien y, si
Soy misericordioso castigando Soy muy generoso premiando. Yo, Jesús, os hablo.
Os cansáis de esperar que todo se arregle, os cansáis de esperar lo
anunciado porque sabéis que después de la tribulación la Nueva Jerusalén saldrá
victoriosa y engalanada como una
novia, y será la alegría de los que creyeron y llegaron al final fieles y
dispuestos a todo por Mi amor y el de Mi Madre. Pero no os canséis, porque
también esa espera es fructífera para el bien de Mi Iglesia y os hace fuertes y
pacientes para lo que venga. Nada se pierde en Mis almas fieles y enamoradas de
Mí, todo lo empleo para el bien de Mis sacerdotes, de la jerarquía, de los
moribundos, de los desesperados.
Muchos se han salvado del castigo eterno por vuestra paciencia y
conformidad. Yo no desperdicio nada, ni un suspiro que hagáis por Mi amor,
porque hijos, se como sois, limitados, torpes, pequeños, pero Yo Soy el Grande,
el Eterno, y todo al que está Conmigo unido lo engrandezco según sus disposiciones
y amor hacia Mí y a Mi Madre. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel
que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.