Adolecen las almas de estar abandonadas en sus lechos de muerte porque no
van sacerdotes a reconfortarlas y ellas quieren tener a los sacerdotes para
confesarse de culpas que algunas han callado toda su vida. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos Míos, preparad a vuestros moribundos a bien morir, dadles Mi paz a
través de santos sacerdotes. Si vuestros párrocos no las visitan, llamad a
otros sacerdotes y, si no van tampoco ninguno de ellos a verlos, hacédselo
saber al obispo que el tomará medidas. Yo, Jesús, os hablo.
El último instante de la vida de un moribundo puede ser vital para su
salvación eterna si le proporcionáis los medios necesarios, y aunque Yo suplo
la ausencia del sacerdote, no debéis permitir que el alma muera impenitente,
porque en esos momentos los agonizantes aunque estén fuera de Mis leyes, tienen
conocimiento y saben que son los últimos momentos y que no deben
desperdiciarlos. Yo, Jesús, os hablo.
Sacerdotes de Dios, cumplid con vuestro ministerio y visitad a los
agonizantes. Llevadles agua bendita y Mi bendición y reconfortadles oyéndoles con
amor y misericordia como Yo mismo lo haría. Trasmitidles Mi paz y habladles de
Mi Santa Madre, Madre también de pecadores y de los moribundos. Yo, Jesús, os hablo.
En los hospitales hay capellanes y también en las residencias de ancianos,
así que vosotros familiares lo tenéis más fácil. Llamadlos y procurad a los
vuestros los medios necesarios para su salvación, y aunque el agonizante se
resista, que el sacerdote le susurre al oído y le hable de Mi misericordia para
que Mi enemigo mortal no gane la última batalla, engañando al agonizante
haciéndole creer que Dios no le perdonará. Por tanto, familiares y amigos de
los enfermos, ayudadles a bien morir, no os de reparo, es un deber cristiano
que tenéis y que no debéis omitir ni dejarlo para más tarde. Yo, Jesús, os
hablo.
Aquel que ayuda a un alma en sus últimos momentos, tiene ganado Mi Corazón
y Yo no permitiré que cuando le llegue la hora muera sin los medios necesarios, ya que todo
el bien que hagáis a las almas para ayudarlas a salvarse, Yo lo devolveré a
vosotros mismos, para que os ayude también en vuestra última hora. Yo, Jesús,
os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica.