Hijos Míos, en estos momentos que leéis este mensaje
están cayendo al infierno miríadas de almas. Yo, Jesús, os hablo.
Creéis hijos Míos que
porque Mi misericordia es infinita tengo que pasar por alto vuestras
atrocidades y pecados, y no, porque entonces no sería un Dios justo y vosotros
mismos os lamentaríais. Yo aplico Mi misericordia a quienes de verdad quieren
salir del pecado y les cuesta hacerlo por la de vicios que tienen arraigados,
pero no puedo pasar por alto esas jovencitas que abortan a sus hijos, y cuyos
novios o parejas son igualmente culpables, porque el hijo engendrado es de los
dos. Yo, Jesús, os hablo.
¿Queréis que pase por alto
y aplique Mi misericordia al criminal que se jactó de sus crímenes y no tuvo ni
un soplo de arrepentimiento? Eso no puede ser, porque si el criminal tiene un
soplo de arrepentimiento y aunque hayan sido atroces sus crímenes, mayor es
Mi misericordia, pero no puedo perdonar si el alma no se arrepiente y no desea
salir de su situación de pecado.
Vosotros
que deseáis justicia y la pedís a vuestros políticos y dirigentes, no deseéis
que Yo sea un Dios injusto y que pase por alto vuestros atroces pecados -algunos
más propios de demonios que de personas- porque hijos, esta generación está
llena de culpas atroces, de leyes satánicas, de sacerdotes y religiosos que
viven en corrupción y pecado y que llegarán al final de sus vidas en esa
situación de pecado porque no hacen nada por salir de ella. Yo, Jesús, os hablo.
No rezáis, no oís misa, no leéis
nada santo, no conocéis Mi Evangelio y lleváis media parte de vuestra vida ya
hecha. Vais llegando al final de la misma sin ningún interés por lo santo y lo
divino, y Yo tengo que sufrir en Mi Corazón la amargura de ver que Mi Pasión y
Preciosísima Sangre se pierde en vosotros, así pues hijos, tratad de tener solo
un soplo de buenas intenciones y de querer volver vuestro rostro a Mí, que Yo
con Mis gracias os ayudaré cuanto haga falta.
Yo, Jesús, os hablo y os
instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica.