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Tantas veces como reclamamos justicia y reinvindicamos nuestros derechos, tambien Dios tiene sus derechos que son deberes para con nosotros. Fue Jesucristo quien nos dijo: Dad a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar. Pues tomemos nota y cumplamos lo que a Dios le corresponde que le demos: AMOR, ADORACIÓN, GRATITUD Y REPARACIÓN.



25 de febrero de 2015

PORQUE CIELO ES QUIEN VIVE SUMERGIDO EN LAS COSAS ESPIRITUALES LAS 24 HORAS DEL DÍA


Santísimos son aquellos monjes o frailes que viven rigurosamente la Regla de su comunidad. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos Míos, para el mundo los monasterios de vida contemplativa no tienen razón de ser, porque vosotros hijos, queréis movimientos, hechos palpables, y aquellos hechos que no veis, no los entendéis y tampoco los valoráis. Yo, Jesús, os hablo.

Pero esos monjes o monjas que viven un día y otro, y otro, su santa Regla, son almas muy fructíferas en Mi Cuerpo Místico, porque es Mi Espíritu Santo quien toma de ellos sus méritos y los aplica a almas muy necesitadas, muchas a punto de condenarse. Y como ellos ignoran donde van sus méritos, sacrificios, soledades u obras, no hay miedo de que la vanidad lo emponzoñe todo, y de ahí, que esas almas que a cada instante viven la Regla y obediencia a su comunidad y superior, son almas de gran valor en la vida de la Iglesia y para la salvación de las almas. Yo, Jesús, os hablo.

Ellos han muerto al mundo y a todos sus honores y deleites. Ellos viven ya esperando el encuentro definitivo con su Salvador, y sus acciones hechas a cada instante en clave de obediencia, son muy eficaces para el bien de las almas, porque cada acción, tiene un valor inmenso por insignificante que sea. Yo, Jesús, os hablo.

Cada día hay menos vocaciones de éstas, porque estas almas son escogidas por Mí y son almas que no son apreciadas ni siquiera por sus familiares. Pero ellas tendrán en Mi Reino un puesto especial y una gloria también especial. Son almas amadísimas de Mi Madre, porque ellas son consuelo para nuestros Sagrados Corazones, y son almas que renunciaron a su voluntad propia para vivir la Regla de su Orden y la obediencia a sus superiores, y esto tiene gran valor ante Mis ojos cuando se hace de corazón y por un deseo grande de santificarse y de dar gloria a Dios. Yo, Jesús, os hablo.

Yo sigo llamando a esta clase de almas que cifraron todo su afán en morir a sí mismas y al mundo para vivir un Cielo adelantado en la oración, en las horas canónicas y en los sacramentos, porque Cielo es, hijos Míos, quien vive sumergido en las cosas espirituales las 24 horas del día. Ni ellos mismos conocen el nivel de espiritualidad que consiguieron, ni el grado de santidad que tienen. Yo, Jesús, os hablo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo propaga.